Del abismo, un rumor
Al partirse el mar en dos
Puertas de otra dimensión
Emerge del agua una luz…Ira Dei, canción de Mägo de Oz
—¡Le damos la bienvenida al Ministerio a la primera ministra, Clover Starkweather! Ganadora de las elecciones, ¡Un aplauso! —gritó un hombre obeso, que estaba en la entrada del Ministerio.
Clover salió por la entrada y se detuvo en el umbral, saludando a la gente que la vitoreaba, sobretodo los Starkweather, que tras varias décadas, podrían volver a instalarse en los bosques. La mujer de cabello negro y corto, alta, vestía su típico abrigo largo, que le cubría hasta los tobillos.
—Quiero agradecer a todos los que votaron por mí por su confianza, tengan por seguro que no serán defraudados, sobretodo en estos tiempos, donde la oscuridad parece predominar sobre la luz, todos nosotros debemos permanecer unidos, y la familia Starkweather cuidará de ustedes, los protegerán. No debemos tener a Graves, ni a Charlotte, que no son más que simples personas, ¡No nos doblegaremos!
—¡No nos doblegaremos! —gritó la gente para volver a estallar en aplausos.
Era de día. Y los árboles de los exteriores se mecían con el viento, parecían rosas, y el roce de sus hojas producían susurros. La gente hablaba entre todos, habían comenzado a beber, y los Starkweather llamaban mucho la atención de las personas, y los jóvenes intentaban enamorar a las chicas con animales de niebla, como conejos, gatos, perritos. Hasta que una risa desquiciada apareció en la entrada al Bosque Central. Luego unos aplausos, a su lado caminaba Charlotte. Graves, con la espada de Robert colgando de una funda en su espalda, dio un aplauso, se deslizó por el suelo con los brazos abiertos y sonriente, dijo:
—¡Que comience la fiesta!—¡Valein! —gritaba un Robert de veintiséis años, llamando a su amigo —. ¡Valein! ¡¿Dónde estás?!
Magnus empujaban con los brazos arbustos, zarzas con las piernas, se colaba entre los árboles del Bosque Oscuro, con su espada en una mano, a lo lejos escuchaba un llanto terrorífico, pero a Robert no le importaba, porque en ese momento no pensaba que su amigo había sido transformado en la bestia que ahora era. Siguió avanzando.
—¡Valein! ¡Dime qué te pasó! ¡¿Dónde está Graves?! —gritó Robert.
—¡Vete! —le gritó su amigo a la distancia. Robert se apresuró a seguir el punto de dónde había llegado esa palabra.
—¡Valein! ¡Solo ven! ¡¿Por qué no quieres que te vea?!
—¡Solo vete!
Los gritos provenían del mismo lugar que el de los llantos, le pareció extraño, pero siguió corriendo. Hasta que llegó a un claro, donde la luz ingresaba sin dificultados e iluminaba la hierba, y una figura que se ocultaba bajo una túnica negra, sentada en un tronco, pero no conseguía esconderse bien pues su cornamenta sobresalía. Robert confundido ya la vez asustado, caminó hacia la criatura, apartó la túnica. Ahogó un grito al ver el esqueleto de un humano, con el cráneo de un venado en lugar de uno de humano.
—¿Va-Valein? —tartamudeó Magnus.
—Vete, Robert.
—¿Esto te hizo Graves? —preguntó su amigo, desconcertado, no podía creer que eso fuera Valein.
—Sí.
—No te preocupes, te vengaré en este instante —dijo Robert poniendo sus manos en los hombros del esqueleto, pero este lo cogió del brazo.
—No, Robert, ha ganado, no he podido con él.
—Pero si tú eres el mejor de los dos, ¡El ser más fuerte y rápido que conozco! —se sorprendió Robert.
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La Tierra de los Mil Bosques
Fantasy¿Qué harías si te llevaran a un nuevo mundo donde descubres que eres especial? Donde hay poderes, magia, nuevas especies. Mientras que nuestros protagonistas van descubriendo cosas sobre ellos y su descendencia escondida, dos villanos llevarán el ca...