CAPITULO 22 - SOY YO

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NARRA HUGO

Sentir otra vez las manos de Eva jugueteando con mi pelo al besarnos, nuestras miradas y todas esas sensaciones que extrañaba sentir con ella, era algo que hace un mes no me imaginaba que iba a pasar jamás. Cuando la vi (aunque es verdad que quise matar a Sam por llevarme engañado) me sentí feliz y aliviado de verla bien, aunque seguramente seguía destruida por dentro como yo.

En el momento que salí afuera y ella estaba sentada tomando aire, no dude un segundo en sentarme con ella, no sabia bien lo que estaba haciendo, fue un impulso y la verdad no me arrepiento. Era lo que mas quería cogerle de la mano y que nos vallamos en mi moto, y es lo que hicimos. Como aquella vez, cuando nos conocimos, visitamos el rio ese que ya era costumbre en nosotros, pero que la ultima vez que vine fue solo Y para llorarle nuestra separación.

Nos contamos todo lo que nos paso en este mes, y lamentablemente, ninguno era un hecho bueno, solo malas noticias. Al parecer yo no era el único que tuvo un encontronazo con ese hombre, que ahora si tiene nombre, Javier. El cual de solo pensarlo me da ganas de ir a buscarlo, donde sea que este, y pegarle hasta dejarlo inconsciente.

Aunque sea difícil olvidarlo, pensé que el horrible acontecimiento que había tenido que pasar Eva aquella noche el 25 de diciembre ya había pasado. Pero no, resulta que ese hijo de puta no solo abusa a mujeres en fiestas, si no que también se inventa una historia para conquistarlas y amenaza a su novio para que la deje.

-Eva: Bueno, creo que ya es momento de irnos - Miro mi reloj y ya son las seis y unos minutos de la mañana, hace una hora salimos de esa fiesta.

-Hugo: Si, se van a preocupar.

-Eva: si ya con el estado de ebrios que estaban cuando nos fuimos siguieron tomando, los que nos tendremos que preocupar vamos a ser nosotros - yo suelto una carcajada. Me paro y ayudo a hacerlo a Eva.

-Eva: supongo que yo me tendré que tomar un taxi, no podemos correr el riesgo de que Javier nos vea juntos.

-Hugo: Eva, son las seis de la mañana, a esta  hora los cabrones descansan - ella ríe y la miro a los ojos - enserio, no te preocupes - pozo mis manos sobre sus hombros y ella me mira con una sonrisa en el rostro.

-Eva: vale. Entonces, me llevas a mi casa?

-Hugo: mmm no exactamente - me mira extrañada - primero te quiero mostrar algo.

Nos subimos a la moto y comenzamos a andar. La cálida luz de la luna iluminándonos me parece la imagen mas hermosa que eh visto jamás. Quisiera que alguien nos fotografié y así poder inmortalizar este momento para siempre, pero solo queda guardar este recuerdo en nuestras memorias, nuestro reencuentro.


-Hugo: llegamos - digo quitándome el casco, segundos después de haber detenido y apagado mi brillante moto negra.

-Eva: No quiero desilusionarte Hugo, pero ya conozco tu casa.

-Hugo: no - suelto una carcajada - no es mi casa lo que te tengo que mostrar, ven - la agarro de la mano y nos adentramos en mi casa.

Cuando entramos me fijo bien de que no haya nadie cerca, no quiero que nos vean juntos, mientras menos gente se entere mejor. Subimos a mi cuarto y salimos a la terraza.


NARRA EVA

Hugo me dijo que me quiere mostrar algo y yo lo noto un tanto nervioso, espero que no sea nada grave ni nada de lo que me tenga que preocupar.

-Hugo: espérame aquí un momento - yo asiento con la cabeza y el vuelve a entrar al cuarto.

Cuando sale, veo que lleva la guitarra y una parte de mi se tranquiliza sabiendo que tiene algo que ver con la música y que no es nada grave. Se sienta en el sofá que hay en frente mío y saca la brillante guitarra azul de su estuche.

SERENDIPIA - EVUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora