|Dos|

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Eran las seis de mañana cuando despertó, como estaba aún algo somnoliento, tardó en asimilar que Geno no se encontraba echado a su lado, mientras se frotaba su rostro con sus manos, se levantó de la cama para buscar al susodicho.

Con paso lento salió de la habitación y vagamente miró por los pasillos, no vio a nadie, por lo que se dirigió a la sala, quizás allá tenga más suerte.

—Aquí estás —Dijo nada más visualizar esa característica cabellera blanca de su pareja— Buenos días.

—¿Qué tiene de buenos? —Cuestionó de mala gana mientras se sujetaba la cabeza, el dolor era seguro insoportable— Esta resaca me está matando.

—Eso te ganas por tomar mucho —Reprochó cruzándose de brazos— ¿Te doy una aspirina?

—Si eres tan amable, entonces sí.

—Creo hay una en la mesita de noche, ya vuelvo.

Reaper caminó de vuelta a la habitación, hacía frío, era algo normal en las mañanas, pero de igual forma no se acostumbraba, se apresuró en llegar y tomar la pastilla que necesitaba.

—¿Te divertiste anoche? —Preguntó el pelinegro una vez regresó a la sala.

—Supongo... —Atinó a decir, no lo iba a admitir, pero se asustó al escuchar la voz del mayor, sí que era sigiloso, tanto que se daba cuenta de su presencia muy tarde.

—Me alegró —Dijo sin más.

Geno observó al más alto irse a la cocina. Vaya, era raro, el ambiente era muy tranquilo para ser cierto.

—¿Te duele mucho la cabeza? —Preguntó mientras se acercaba al contrario con un vaso de agua y la pastilla.

—No preguntes algo que es obvio, Reaper... —Murmuró y recibió lo que el mencionado le daba.

El silenció se presentó otra vez.

A Geno no le importaba mucho, se metió la aspirina a la boca y bebió toda el agua del vaso, esperaba que pronto hiciera efecto, no soportaba más el dolor de cabeza que padecía.

Ignorando si Reaper seguía ahí o no, empezó a indagar entre sus recuerdos borrosos de anoche, haber si podía encontrar algo que le subiera el ánimo, sin embargo, fue interrumpido unos segundos después de que repentinamente unos brazos le rodearán su cuello.

—Encontré un papelito en el bolsillo de tu camisa —Comentó el pelinegro siendo directo— Sabes que confió en ti, pero me gustaría oír qué pasó.

—Ah, eso, pues solo una chica demasiado insistente que no sabe aceptar un no como respuesta —Admitió alzando los hombros— Tardé una hora en quitármela de encima y perderla de vista.

—Eres un imán tanto para chicas como para chicos, dime tu secreto para ser tan irresistible, Geno —Sus palabras no tenían ninguna doble intención, lamentablemente al mencionado no le pareció así y se apartó bruscamente.

—Sí, como sea, voy a comprar el pan.

El mayor confundido se quedó solo y pensando qué había hecho ahora para que su novio se alejé así de la nada como si le asqueará su tacto.

Realmente no lo entendía.

Ya no teniendo a quien le brindará algo de calor, se dirigió a la habitación para después meterse a la cama y taparse con las sábanas.

No hay nada de malo si dormía por un rato, cerró sus ojos, respiró profundo y...

Aah, a quién quería engañar.

Al final sacó su celular y revisó sus redes sociales, nada más entrar, unas fotos captaron su atención.

No era un secreto el hecho de que Geno lo engañaba, más bien, todos lo sabían y aunque evitaban hablar de ello, podía percibir en sus miradas algo de lástima, y cómo no hacerlo, si se veía tan patético estando con alguien que ni se molestaba en ocultar sus aventuras de una noche.

Maldita sea... ¿Por qué esto debía seguir siendo así?

¿Su relación con Geno ya no tiene salvación?

¿Cómo es que todo terminó de esta forma?

¿Acaso fue su culpa?

¿Acaso no fue suficiente?

—Hey, ya traje el pan, ven a desayunar de una vez.

Silencio.

Reaper dudó por un momento en qué decir, en qué cara poner, en si voltear y responderle o mantenerse callado mirando el suelo, fuera cual fuera la opción que tomará, tenía miedo de romperse en pedazos y llorar delante del contrario.

¿Pero cómo es que pudo?

¿Cómo pudo Geno tirar a la basura seis años de relación?

Después de todo lo que dejó por estar a su lado...

¿No significó nada para Geno?

—Reaper.

—Fuiste rápido —Alzó su mirada y le sonrió al menor— ¿Hay mermelada?

—Sí, en la nevera ¿Vienes o no?

El pelinegro se levantó de la cama y se dirigió hacia a su pareja.

—Claro, no perdería la oportunidad de tomar café ¿Seguro que no quieres un poco?

—No, yo pasó.

—Bueno, tú te lo pierdes.

Los dos salieron de la habitación, dejando el celular del mayor sobre la cama aún encendido, en la pantalla se podía apreciar una foto publicada hace cuatro horas, en ella se veía Geno con una chica, ellos se estaban besando.

Damaged ༄Afterdeath༄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora