4- Rechazo

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Narrador omnisciente

Era un sábado por la mañana y una rubía se encontraba en una tienda de regalos. Estaba decida a confesarle sus sentimientos a su hermana y lo haría de lo mejor posible, con mucho esmero.

- Bien, creo que esto le gustará- dijo sonriendo para sí misma mientras veía aquel pequeño oso de peluche que era sumamente tierno, era un llavero un tanto especial.

Decidió comprarlo, y llevarlo para que lo envolvieran en un papel de regalo, adentro había puesto una nota. Después de hacer todo aquello la ojiverde decidió volver a su casa de manera cautelosa para que Mei no notara nada, pero eso era algo inevitable al parecer.

-¿Dónde estabas? - preguntó la azabache parada detrás de la rubia logrando sobresaltar a esta.

- ¡M-MEI! - gritó exaltada escondiendo el regalo en uno de los bolsillos de su campera- solo... salí a dar una vuelta.

- ¿A las seis de la mañana?- frunció el ceño para después cerrar los ojos- de todos modos no me importa, solo no salgas sin avisar, no preocupes a mamá.

- Si, lo recordaré para la próxima- respondio sonriendo-- por cierto Mei... ¿tienes tiempo hoy?

Esto extrañó un poco a la ojivioleta pero no le importó y asintiendo respondió

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Esto extrañó un poco a la ojivioleta pero no le importó y asintiendo respondió.

- Si, ¿por qué?.

- Tengo... - un rubor apareció en su mejilla- algo que decirte, por eso... y necesitaba que saliéramos para eso.

- Oh... bien- fue lo único que dijo antes de irse de ahí.

- ¡¡Muy bien!! - dijo con toda la energía que tenía, estaba muy feliz- espero que todo salga bien.

Yuzu se dirigió a la habitación para tomar su cuaderno y empezar a escribir. Notando que Mei estaba en el baño al parecer dándose una ducha, aprovechó para intentar poner por escrito sus sentimientos o lo que pensaba decirle. Pasaron varios minutos y aún no podía lograr expresar por escrito aquellos sentimientos ¿decir lo que sientes era tan difícil en verdad? para la rubia parecía que si lo era y más de lo que pensaba.

- ¡¡Ahhhh!! - exclamó tomándose la cabeza con las manos- no puedo escribir nada, esto es tan complicado. - suspiró y guardó aquel cuaderno al notar que Mei estaba ingresando a la habitación.

Decidió dejar eso de lado por un momento para hacer el desayuno, se dirigió a la habitación y empezó con su trabajo, minutos después terminó. El desayuno estaba listo, tres tazas de café acompañado con galletas. Prácticamente lo único que había hecho era preparar el café.

La azabache se acercó acompañada de Ume, ambas estaban listas para desayunar, así que Yuzu les pasó las tazas de café y el plato de galletas para seguidamente sentarse en la silla frente a ambas. Unos cinco minutos después de hablar y desayunar todas juntas, Ume fue la primera en levantarse.

~Citrus~TAN CERCA Y A LA VEZ TAN LEJOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora