Levi Ackerman, a sus 30 años, lleva una vida aparentemente normal en Niza, en un apartamento cercano a la plaza de Massena. Sin embargo, su vida personal se ha visto marcada por un profundo dolor: se enamoró de una mujer que, en un giro devastador...
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Abatido, con la sangre hirviendo en mi cabeza, encendí la radio en un intento desesperado por ahogar los ecos de su recuerdo. El interior del auto se sentía como una celda, y cada segundo que pasaba en ese espacio cerrado aumentaba la presión en mi pecho. La soledad me envolvía, y el motor en marcha solo acentuaba el ruido ensordecedor de mis pensamientos.
Eres como una mariposa Vuelas y te posas, vas de boca en boca Fácil y ligera de quien te provoca
Yo soy ratón de tu ratonera Trampa que no mata pero no libera Vivo muriendo prisionero
Mariposa traicionera Todo se lo lleva el viento Mariposa, no regreso
Ay, mariposa de amor Mi mariposa de amor Ya no regreso contigo
Para mi desgracia, la primera canción que sonó fue de Maná. Las notas iniciales resonaron como un golpe directo al corazón, despertando memorias que creía enterradas. La voz del cantante, cargada de melancolía, hablaba de amores perdidos y promesas que nunca se cumplieron. Cada palabra era un recordatorio de lo que había tenido y perdido, un eco de risas compartidas y miradas cómplices que ahora se sentían como dagas en mi alma.
Por alguna razón, sentí que encajaba perfectamente en la descripción de Petra. La rabia burbujeaba en mi interior, una furia que se intensificaba cada vez que la veía. Maldita mujer... Ha pasado más de un año y aún no logro enterrar su maldito recuerdo. A pesar de todo lo que me hizo, de las humillaciones que tuve que soportar por culpa de su amor tóxico, no consigo aprender a odiarla como debería.
Me duele tanto verla en persona, porque la amé con una locura que pocos pueden entender, como nadie más lo hizo en esta vida. Por ella dejé de ser yo, por ella me convertí en este hombre frío y amargado que soy ahora. De verdad creí que tendríamos un futuro juntos, uno merecido e inigualable que durará para siempre, pero me doy cuenta de que solo fue un sueño, un sueño del que me costó demasiado despertar. Cada vez que pienso en ella, el recuerdo de su risa se transforma en un eco hiriente que resuena en mi mente. Su imagen se dibuja con claridad, como si estuviera a mi lado, y eso me consume. La pasión que una vez sentí se ha convertido en un veneno que recorre mis venas, y el amor que me hizo volar ahora me mantiene prisionero en un abismo de dolor.
La rabia se convierte en un fuego que me quema por dentro, y aunque intento liberarme de su hechizo, siempre hay algo que me arrastra de vuelta. La traición de Eren, su cómplice, se siente como una puñalada en la espalda, y me pregunto cómo pude ser tan ciego. Ellos dos me arrebataron no solo a ella, sino también a la versión de mí mismo que solía ser.
¿Quién sabe cuándo llegará el día en que por fin la olvide? Tal vez, con la mala suerte que me persigue, ese día nunca llegue. Lo único que está claro es que estoy aquí, frente a mi maldito apartamento, y seguir castigándome por lo que nunca sucederá no tiene sentido.
