Capítulo 3

983 101 99
                                    


—Sabes, realmente habría preferido seguir ciego a tener que perderla para siempre. Tú sabes más que nadie cuánto amaba y luché por esa mujer— le dije enojado, mientras me detenía en el semáforo, sintiendo cómo la ira me consumía. La presión en mi cabeza era casi insoportable, como si cada pensamiento fuera un clavo que se hundía más y más en mi mente.

—Ahg... otra vez pensando en ella. De verdad que eres un pelotudo, ¿no te da vergüenza? Acaso no puedes sacártela de la cabeza por unos malditos cinco minutos— preguntó Erwin, mirándome con el ceño fruncido. —¡Vamos, Levi! Sé que mi hermano se cagó en tu amistad, pero no salgas con este tipo de pendejadas. ¿Te gusta sufrir o qué demonios? De verdad que, por más que intento entenderte, no lo logro. Estás como idiotizado desde que te dejó— me dijo, su voz llena de frustración mientras sus ojos intentaban buscar algo dentro de mí, como si esperara que despertara de este letargo emocional.Sus palabras me dolían, eran como un golpe bajo en medio de los huevos. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que el dolor fuera más fácil de soportar.

—No lo sé, Erwin, no lo sé—susurré, dejando escapar un profundo suspiro mientras recargaba mi cabeza en el asiento.

—Se que te aburro con mis quejas y problemas, pero es que últimamente no sé ni qué pensar con respecto a ella. Por todo me altero, ando con los nervios de punta. Maldita sea la hora en que esa zorra se cruzó en mi camino, me ha jodido la vida— mencioné, mi voz temblando de frustración.

—La verdad, ya me estás asustando, amigo. Será mejor que no pienses más en ella—dijo Erwin, su tono cambiando a uno más serio.

—Además, esta conversación se ha puesto demasiado desagradable y la verdad me están dando ganas de detener el auto y vomitar. Eres demasiado intenso. Ojalá entiendas pronto que esa mujer goza manipulándote. Es por eso que no se aparta de ti a pesar de que ya no estás con ella— exclamó, mientras ambos caíamos en un incómodo silencio. La tensión en el aire era palpable; ambos estábamos alterados, casi a punto de matarnos el uno al otro. Él tenía sus razones, supongo, aunque yo también tenía las mías.

Fue demasiado incómodo soportar esa mirada inquisidora de mi amigo hasta llegar al dichoso café Strep.Al verlo, inmediatamente me di cuenta de que era un lugar bastante extravagante y sofisticado, superando por mucho cualquiera de mis expectativas. Jamás imaginé que fuese así de increíble. Conociendo al cerdo de mi amigo, por un momento pensé que me llevaría a un putero rancio y de mala muerte. Lamentablemente, una vez más lo había juzgado muy mal. El maldito merecía una disculpa, aunque yo era demasiado orgulloso para hacerlo.

—Ya ves que yo no me hago cliente de cualquier tipo de mierda— señaló sonriendo.

—¿Qué te parece? Elegante, ¿verdad?— preguntó Erwin al ver mi cara de asombro.—La verdad sí que lo es— le dije entusiasmado.

—Este local es puro lujo y me quedo corto en detalles. Debe ser carísimo.Con esa afirmación, tomé la iniciativa y me adentré de lleno dentro del lujoso local. A la vista, era simplemente impresionante. No existía otra palabra que describiera mejor la distinción del lugar. Lujo por doquier y un ambiente tan agradable y acogedor que se sentía en cada rincón del establecimiento. Estar aquí era una maravilla en todo su esplendor.

—Bien, supongo que no te quedarás ahí parado mirando las murallas solamente— señaló Erwin, echándose a reír mientras le hacía señas a una rubia que nos miraba ansiosa desde una esquina del local.

—Por supuesto que no, idiota. ¿Cómo se te ocurre?— respondí, tratando de ocultar mi nerviosismo.

—Qué bueno que al menos dejaste ese papel de mojigato que no te quedaba. Annie... preciosa, ¿por qué no le haces compañía a mi amigo esta noche?— le pidió Erwin, mientras la rubia se paraba frente a mí con una amiga.

☕Café con aroma de mujer☕  (RIVAMIKA & RIVETRA) Lectura Erotica +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora