Confesiones de un corazón

La recuerdo...

La recuerdo viva, hermosa y astuta. Estaba llena de dolor pero mira que gozaba la vida. Tan diferente a mí pero aun así moría por estar con ella, moría por bajar por su espina dorsal y estrellarme en la curva de sus caderas e ir de reposo en su pecho. Su piel dorada junto a su hermoso pelo rubio hacía la mejor obra de arte jamás creada por Dios. Sentí una luz cuando la vi, tal vez porque pensé que estaba hecha de oro. Pero cuando con un beso me saludo, un beso que estuvo tan cerca de mis labios, despertó ese demonio que todos llevamos dentro. La recuerdo delante de todos como como una corderita perdida, pero te aseguro que era como una leona cuando se sentía amada. No quería nada que tuviera que ver con eso que llaman amor, tal vez porque siempre este último le ha faltado cuando más lo necesitaba. Tal vez algún día me quiso más allá que aun simple amigo, tal vez algún día me quiso para ella sola, tal vez... Mientras eso pasa seguiré en sueños teniendo accidentes con sus labios hasta que por fin... Logre desertar...