Cap 6

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Azorado por aquella inmediata invitación, Dimash acercó su boca

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Azorado por aquella inmediata invitación,
Dimash acercó su boca. Paseó sus labios sobre los de ella para sentir su suavidad, su calidez y su locura y cuando la impaciencia lo consumió, la agarró para acercarla aún más a él y la besó. Le introdujo la lengua en la boca con avidez y descaro y paladeó cada rincón de aquella excitante boca sin importarle que los miraran.

Melody, dispuesta a olvidar que era su jefe supremo, se dejó besar. Lo deseaba.
Él estaba allí. Aquello era una locura, algo que no debería estar haciendo, pero, incapaz de negarle a su cuerpo lo que anhelaba, decidió dejarse llevar por el momento.

Cuando segundos después él se separó de ella y la sintió temblar como lo había hecho cuando estaban a solas en el despacho, murmuró.

-Ni te imaginas el intenso deseo que siento por ti, Melody - Acalorada por aquello, se levantó del sillón y ante su mirada, se sentó a horcajadas sobre él y siseó acercándose peligrosamente a su boca.

-Ni te imaginas el salvaje deseo que siento yo por ti, Dimash.

Dicho esto y con una posesión que lo dejó sin habla, lo besó, le introdujo su húmeda lengua en la boca y apretándose contra él, le hizo saber cuánto le gustaba aquella cercanía y cuánto deseo guardaba en su interior.
Melody se percató de lo excitado que estaba. Notaba su pene hinchado y latente bajo su cuerpo y con descaro, murmuró.

-Relájate, Dimash, a tu edad no es bueno sobreexcitarse - Divertido por aquello, la miró y dándole una palmada en el trasero, afirmó.

-Eres una descarada, Melodía Aiday -Ambos rieron por aquello y tras besarla, preguntó- ¿Qué estamos haciendo?

-Besarnos -susurró enloqueciéndolo.

Un nuevo beso... dos... tres... La pasión crecía entre ellos de una manera descontrolada y cuando ella abandonó finalmente su boca, sin levantarse de sus piernas, lo miró. Le quitó la americana y al intentar dejarla sobre su sillón libre, ésta cayó al suelo.

Rápidamente él la recogió y la dejó sobre el asiento. Con una sonrisa, Melody le desató el apretado nudo de la corbata y tras quitársela y dejarla en la mesa, le desabrochó el primer botón de la camisa y susurró.

-Creo que así estarás mejor - Él sonrió y ella, al ver aquella ponzoñosa sonrisa al estilo Edward Cullen, lo despeinó y añadió.

-Y así, todavía mejor - Satisfecho, le tocó el cabello y mientras pasaba una mano por el lado rasurado, preguntó.

-¿Por qué te hiciste esta monstruosidad en la cabeza? - Boquiabierta por su comentario, respondió.

-Es tendencia y personajes tan populares como Rihanna, Pink, Avril Lavigne... lo llevan. Me gusta y a mis amigos también, aunque tenías que haber visto la cara de mi pobre madre el día que me vio por primera vez, ¡casi le da algo! - Dimash sonrió y recordando algo que ella le había contado, dijo.

𝐶𝐴𝐹𝐸 𝐶𝑂𝑁 𝑆𝐴𝐿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora