Cap 17

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Una vez hubo apagado el cigarrillo, salió por la parte trasera de la cocina y subió hasta la planta donde estaban los despachos

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Una vez hubo apagado el cigarrillo, salió por la parte trasera de la cocina y subió hasta la planta donde estaban los despachos. Al ver que la secretaria no se
encontraba en su puesto, entró directamente. Allí se topó con un ofuscado
Dimash que, al verla, caminó directamente hacia ella, la cogió del brazo, la llevó tras una librería y aplastándola con su cuerpo, siseó:

-Hueles a tabaco. - Con una sonrisa que a él lo bloqueo, ella susurró:

-Oh..., fíjate, ¿será porque he fumado? - Dimash, con gesto serio, la miró y finalmente, dulcificando el rostro, dijo:

-No vuelvas a desaparecer así.

Dispuesta a contestarle, algo que seguramente lo enfadaría más, fue a hablar cuando él la cogió entre sus brazos y la besó. La aprisionó contra la librería y,
haciéndole sentir su deseo, murmuró a la vez que ella protestaba al notar que le
subía la falda del uniforme:

-Mi secretaria no está...

No hizo falta decir más. Las bragas de Melody volaron segundos después y, contra la librería, él la hizo suya, demostrándole cuánto la deseaba y recordándole que Lara no era nada para él.
Una vez que hubieron acabado, cuando la soltó en el suelo y ella se puso las bragas, Dimash la miró y, cogiéndola de una mano para que lo mirara, dijo:

-Esta noche tengo un compromiso para cenar y no sé a qué hora acabará.

-¿Con Lara? - Como no quería mentirle, asintió.

-Ella trabaja para mi grupo empresarial y, aunque la cena nada tiene que ver con la empresa, es importante. -Al ver su gesto de desconfianza, añadió- Es un tema que he de tratar con ella, con mi padre y otras personas. No desconfíes de mí. Pero mañana por la noche tú y yo tenemos una cita en mi casa y en mi cama. ¿Entendido?
Al final ella sonrió y Dimash, al verla así, murmuró:

-Sonríe, Melody. Estás preciosa cuando lo haces. Y, por favor, no te vayas del restaurante cuando yo esté; al menos, mientras estoy allí, te puedo sentir
cerca.

Cinco minutos después, tras varios besos y algo más sosegados, abandonaban el despacho, retomaban sus trabajos y deseaban que llegara la noche siguiente
para estar juntos.
Al día siguiente, cuando Melody llegó a trabajar, se sorprendió al no ver a Dimash
allí, pero se alegró cuando apareció un par de horas después. Esta vez iba vestido con su inseparable traje oscuro y su corbata. Su aspecto era serio. Demasiado serio y, cuando la miró, no esbozó ni una tímida sonrisa, y eso la mosqueó.

¿Qué había ocurrido?
Durante el día no lo vio. Estuvo reunido en su despacho y no bajó a comer ni pidió que nadie le subiera nada. A Melody los nervios la comenzaron a atenazar. ¿Y si había ocurrido algo con Lara?

Cuando su turno de trabajo terminó, mientras caminaba hacia su coche
recibió un mensaje: «A las ocho en mi casa».

Como un reloj, a las ocho de la noche ella llamaba al portero automático y luego entraba en la cara finca de la calle Serrano. Al salir del ascensor, Dimash la estaba esperando. Sólo vestía un vaquero de cintura baja y no llevaba nada en el torso.

𝐶𝐴𝐹𝐸 𝐶𝑂𝑁 𝑆𝐴𝐿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora