Cap 13

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"Este capitulo puede contener lenguaje sexual explícito.

Un par de minutos después, y una vez que sus pulsaciones se acompasaron, Dimash, que se había dejado caer a un lado en la cama, la miró y susurró

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Un par de minutos después, y una vez que sus pulsaciones se acompasaron, Dimash, que se había dejado caer a un lado en la cama, la miró y susurró.

—Ha sido increíble, Melody —  Extasiada por cómo aquel hombre le había hecho el amor, asintió y afirmó todavía sin resuello.

—Flipante, Dimash. — Oír cómo lo llamaba por aquel diminutivo le hizo sonreír; luego Melody cuchicheó.

—Eres una máquina de dar placer.

—Tú también, preciosa Melody. — Divertido, tras decir aquello soltó una risotada y todavía con el pulso acelerado fue a hablar cuando ella añadió.

—Nadie… nadie me había hecho el amor así. — A Dimash no le gustó pensar en otro haciéndole el amor y con gesto serio, murmuró.

—Desafortunado comentario, Melody. — Ella lo miró y frunciendo el ceño, gruñó.

—¿Desafortunado? Pero si acabo de decirte que eres increíble y una máquina en el sexo.

—Sobra el haber mencionado que otros hombres te han poseído. Eso sobra en este momento, ¿no lo entiendes? — Al hacerlo, ella asintió; él tenía razón y siseó.

—Es verdad, te pido disculpas. —  Sin ganas de polemizar por aquello, finalmente él sonrió y hundiendo la nariz en su pelo, dijo.

—Me gusta dominar en la cama cielo, y luego querré atarte las muñecas y los tobillos para hacerte mía y sentirte vibrar bajo mi cuerpo. ¿Te agrada la idea?

Escuchar lo que proponía y cómo lo decía la puso a mil por hora y asintió.
Dimash sonrió y al ver en ella una buena compañera de juegos, la besó, la cogió en brazos y murmuró.

—Vayamos a la ducha…

Allí, bajo el agua, ella se sació de su pene hasta que Dimash la arrinconó contra las baldosas y de nuevo le hizo el amor con posesión y deleite. Eran dos animales sexuales y lo sabían. Lo comprobaron y lo disfrutaron.
Así estuvieron durante horas. No hubo una sola parte de sus cuerpos que no se besaran, que no se poseyeran, que no gozaran, hasta que a las seis de la mañana, agotados, se durmieron uno en brazos del otro.
A las siete y media, Melody se despertó sobresaltada. ¿Cómo se había podido quedar dormida?

Al mirar la hora, suspiró. Sus padres seguro que ya se habrían levantado y la estarían esperando preocupados en la cocina. Si hubiera sabido que iba a pasar la noche fuera, los habría avisado y todos hubieran estado tan contentos.
Sin muchas ganas, se levantó con cuidado de no despertarlo y buscó su ropa.

Una vez vestida, lo miró. ¿Querría volver a estar con ella o con aquel encuentro ya se daba la relación por terminada?

Le hubiese encantado darle un beso de despedida, pero sabía que, si lo hacía, lo despertaría, así que se dio la vuelta, tras una increíble noche, y se marchó.

Debía regresar a su casa o su madre comenzaría a llamar a todos los hospitales,
buscándola.

El domingo, cuando se despertó en su cama, lo primero que hizo Melody fue mirar si tenía alguna llamada de él

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El domingo, cuando se despertó en su cama, lo primero que hizo Melody fue mirar si tenía alguna llamada de él. Pero no. No la tenía.
Lo llamó, pero no se lo cogió.
Le envío varios mensajes, pero él no respondió.
Sin duda, tras pasar por su cama, ya no la buscaba como antes de hacerlo.

Por la tarde recibió una llamada de su amigo Sehun, y para poder hablar con él abiertamente, se metió en su habitación y entre susurros fue respondiendo a todas sus preguntas.

—Increíble, Sehun, ¡increíble! Nunca nadie me ha hecho disfrutar tanto del sexo como lo a hecho él. Dimash es tan… tan… joder.

Sehun y Melody solían hablar de sexo con total naturalidad. No con todos los amigos podía hablar de aquello, pero con Sehun, por alguna extraña razón, así era. Éste le preguntó.

—Joder, Melody, pero ¿qué te ha hecho ese hombre? — Melody al recordarlo, suspiró encantada y siseó.

—Todo lo que te puedas imaginar adornado con placer, ternura, morbo, deleite, sabiduría y locura. Pero…

—¿Pero?

—Siempre hay un pero —susurró— Creo que su interés por mí, tras lo ocurrido anoche, se ha acabado. Lo he llamado varias veces y no me lo coge. Le mando mensajes y no me contesta. Sin duda, consiguió su propósito y ya pasa de mí.

—¡No jodas!

—No… justamente en este momento eso no hago — Se mofó Melody a pesar del malestar que le rondaba por el cuerpo al intuir que él ya no querría saber más
de ella.

Media hora después, cuando la conversación se acabó y Melody se despidió y colgó, sintió un gran vacío. Quería hablar con él. Necesitaba escuchar su voz y eso la jorobó.

¿Por qué se colgaba de él sabiendo lo que imaginaba? Pensó en llamarlo, pero no. Nunca se había arrastrado ante un hombre, y no pensaba hacerlo ante éste precisamente, por lo mucho que le gustaba y por quién era. No lo haría.

Si él daba el tema por finalizado tras la cama, debería aceptarlo y no protestar.
Al fin y al cabo, ella ya sabía que aquello no llegaría a ninguna parte.

 Al fin y al cabo, ella ya sabía que aquello no llegaría a ninguna parte

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