𝐏𝐞𝐚𝐤𝐲 𝐛𝐥𝐢𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬Estaba de nuevo en aquellas trincheras, el sonido de las palas me corta la respiración e impaciente me acerco justo delante de donde procede el sonido. Las palas apuntalan ya muy cerca de nosotros y Danny se pone por delante, el sonido del agua suena cerca y miro a mis pies, la trincheras se está inundando. Todos miramos hacia atrás, la pared de tierra estaba apunto de colapsar por el agua mientras delante de nosotros el sonido de las palas aumentaban el ritmo. Se me acelera la respiración y siento como poco a poco se me adormecen las manos, ya ni siquiera siento ni la más mínima saliva en mi boca. No teníamos ninguna escapatoria. Danny sigue mirando hacia delante, cuando de repente un soldado del bando contrario sale de repente de aquella pared y nos ataca. Todo se vuelve un caos en el pequeño espacio, el soldado se abalanza sobre Danny mientras otro sale con una pistola en alto apuntándome. Freddie grita mi nombre y se pone delante, recibiendo el disparo, gritando de dolor.
Me despierto de nuevo, empapado en sudor y miro a mi alrededor, estaba en la nueva casa. La luz del día entra por la ventana deslumbrándome la vista un momento, me paso las manos, frotándome los ojos para aclararme la vista y miro hacia la pared de enfrente, hoy habían conseguido atravesarla.
El sonido del agua me llama la atención, nunca en mis sueños había agua y ahora me doy cuenta de que el sonido viene del aseo. Parece que ella está tomando un baño. Miro a la mesa de noche, había un vaso con el resto del whisky allí y sin pensarlo lo cojo y bebo el líquido de un trago. Me levanto de la cama con solo la ropa interior, dirigiéndome directamente al baño de la habitación. Ella está ahí, metida en la bañera, desnuda y con su pelo largo suelto, cayéndole en cascada a su espalda. Aún no se ha dado cuenta de que estoy detrás de ella y me doy el lujo de obsérvala minuciosamente por primera vez. Su pelo es más oscuro de lo que parece en el agua, es casi negro y su piel es más morena, como la misma canela en rama. La piel de su espalda es como el mismo metal entre el agua que la cubre. Tiene unos cuantos lunares por la espalda que me permito contar, uno cerca del cuello, otro más abajo en su lado derecho y otros tres casi al final de su espalda, al lado de una cicatriz larga.
- ¿Quien te hirió?
Ella me mira sorprendida, pero no dice nada, paso sin pensarlo y sin vergüenza me siento en la esquina de la bañera.
- ¿Que ocurrió realmente en Londres? Vadoma dice que la ruina con el judío acabó mal, pero ¿que pasó con Sabini?
Ella me mira y sigue lavando su pelo sin decir nada. Me levanto para coger mi chaqueta de una silla dentro de la habitación y saco un cigarrillo y el encendedor y vuelvo al baño, me acomodo en el lavabo y la sigo mirando mientras enciendo el cigarrillo.
- El judío y Sabini tuvieron desacuerdos que paguemos nosotros.
- ¿El judío té hirió?
Ella se levanta de la bañera y sale de ella, parándose frente a mí para coger la toalla de mí lado y cubrirse con ella. No cabía duda de que era pura belleza. Ahora me faltaba descubrir si era una simple chica a la que habían usado como a una moneda de cambio, o si más bien era una gitana de la que tener cuidado.
- Mis hermanos lo perdieron todo y yo he terminado casándome contigo. Ese ha sido el pago.
- ¿Forzada o... inducida por volver a la buena vida?
- Puedo adaptarme perfectamente a cualquier situación en la que me encuentre, Thomas.
Saco el humo de mis labios y la sigo con la mirada cuando pasa por mi lado, para salir del baño a la habitación. La sigo y me pongo a sus espaldas mientras ella se seca el pelo y se peina frente al espejo del tocador.
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𝐏𝐢𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 - 𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐒𝐡𝐞𝐥𝐛𝐲
RandomEntre el hilo fino color carmesí que se ciñe a nuestro destino se encuentra el camino, camino que solo nosotros decidimos, decidimos en medio del incesante ruido y ritmo de nuestro corazón herido.