𝐏𝐢𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞𝐏𝐞𝐚𝐤𝐲 𝐛𝐥𝐢𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬
El retrato frente a mí parecía querer salirse de aquel marco, los ojos de mi madre me atravesaban, parecía que la tenía frente a mí a punto de soltarme un buen sermón para arreglar las cosas con Arthur. Aún estaba sentado en aquel sillón fumando un cigarrillo con el aire de la calle rozándome. La puerta seguía a la mitad, una parte tirada en el suelo y hecha a trozos, mientras que la otra mitad apenas se mantenía en su sitio. Arthur me había dejado allí con el diamante rojo en la mesa y sin saber qué hacer con él. Polly, por un lado, me decía que tenía que quitarle la nieve, pero como lo hacía si él no quería dejarla. El cigarrillo se consumía entre mis dedos cuando entro el hijo de Jeremiah por las puertas dobles de la casa conectadas al local de apuestas con el dinero de esta mañana y el libro de cuentas.
- Tommy te estábamos esperando, pero como no venías me han mandado aquí.
Sus ojos recorrían la estancia y la puerta tirada en el suelo. Todavía no había dejado de mirar a mi madre en aquella fotografía, cuando Isaiah tropezó con algún objeto tirado por el suelo. Baje la mirada y recogí el diamante de la mesa guardándolo en el bolsillo interior de mi chaqueta.
- Isaiah, manda a alguien a que arregle la puerta de la casa.
- ¿Qué le ha pasado a la puerta?
Retiró el cigarrillo de mis labios y lo miro levantando la ceja. Estaba deseando preguntar, se le veía la curiosidad en sus ojos marrones desde que entró. Me levanté de allí y me acerqué a la mesa haciéndole una señal para que se sentara con el dinero y el libro.
- La he tirado abajo.
Él asiente sin hacer más preguntas y me tiende el dinero ya contado en tres fajos bien colocados. Lo recuento a ojo con los dedos y me levanto yendo directo a la oficina para guardarlo en la caja fuerte. Colocó el dinero en su sitio con un nuevo cigarrillo entre mis labios y salgo de nuevo a la oficina sentándome en el escritorio para revisar el libro de cuentas, cuando uno de mis hombres entró en la oficina alterado y tirando su boina al suelo quedándose estático en el resquicio de la puerta observándome. Tenía la mano preparada para sacar el arma de mi costado.
- ¿Señor?
Aparto la mano del arma y le hago una señal al hombre para que pase. El hombre se queda de pie frente a mí mientras termino de comprobar que todo está en orden.
- Señor, unos gitanos han estado robando y haciendo bandadas en unos cuantos pubs en Small Heat. Dicen que incluso han amenazado con armas y gritando que eran hombres de los peaky Blinders a los polizontes cuando se han presentado los guardias.
Frunzo el ceño y miro a Arthur entrar por la puerta de la oficina, quedándose apoyado en el marco. Observo como aprieta los puños y me mira con el ceño fruncido. Mi mente en un momento se aclara y caigo en que Eve tenía a Ada en casa como salvoconducto desde que salí de casa.
- ¿Donde están los Heredia ahora?
- Algunos de ellos en el calabozo, señor.
Asiento y miro a Arthur una vez más haciendo una mueca de rabia antes de irse dando un portazo a las puertas dobles de la casa. Está claro lo que eso significa, no me iba a ayudar en esto.
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𝐏𝐢𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 - 𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐒𝐡𝐞𝐥𝐛𝐲
RandomEntre el hilo fino color carmesí que se ciñe a nuestro destino se encuentra el camino, camino que solo nosotros decidimos, decidimos en medio del incesante ruido y ritmo de nuestro corazón herido.