Entre el hilo fino color carmesí que se ciñe a nuestro destino se encuentra el camino, camino que solo nosotros decidimos, decidimos en medio del incesante ruido y ritmo de nuestro corazón herido.
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El local estaba lleno aquella mañana, la gente hacía cola para hacer sus apuestas para la próxima carrera, Monaghan Boy, corría de nuevo. Los muchachos iban de aquí para haya con las cajas del dinero para hacer las cuentas después y John estaba en el atril pequeño, apuntando en las pizarras las probabilidades y las próximas novedades de la carrera.
- ¡Arthur! Ven aquí.
Lo llamé desde la puerta del despacho, los libros de contabilidad estaban ahora en orden. Me senté en el escritorio esperándolo mientras miraba el periódico de aquella mañana. Vi como se acercaba a la puerta con el pelo revuelto y la boina en mano cuando entró, cerrando la puerta detrás de él.
- ¿Qué pasa, Tommy?
- Quiero que empieces desde aquí, ¿de acuerdo? Ahora todo está en orden.
- Lo sé, lo haré, Tommy. Lo haré.
Asiento, dejando el periódico encima de la madera. Me levanto y giro en mis talones quedando detrás del escritorio, viendo como la mirada perdida de Arthur venía y se iba queriendo decir algo que no se atrevía. Me serví una copa de whisky y le miro directo para ver si así por fin decide decir lo que pensaba. Suspire dándole un trago a la copa de whisky que tenía ya servida y me siento en la silla, cerrando el libro, acercándoselo.
- ¿Qué pasa, Tommy? ¿Es que no me crees capaz? ¡Sé hacerlo!
- No he dicho nada, hermano, sé que puedes.
- ¿Te crees que eres mejor que yo? ¡Soy el mayor, Tommy maldita sea! ¡Me caguen en la puta! Puedo llevar esta mierda.
Estaba dando vueltas por el pequeño despacho mientras se tiraba del pelo hacia atrás. Me levanté de la silla y me puse frente a él cogiéndole la cara entre mis manos para tranquilizarlo, cuando la puerta se abrió de repente, dejando entrar todo el bullicio de fuera. Finn asoma su cabeza por la puerta, mientras que Polly nos mira con los brazos cruzados junto a Finn.
- Arthur, sé que puedes con esta mierda, hermano confío en ti, lo hago.
Le doy unas palmadas en la mejilla y lo suelto. Le recojo su boina del escritorio y se la devuelvo, mirándolo, viendo como su respiración descontrolada y sus ojos rojos poco a poco volvían a su estado normal.
- Sabes Tommy, si me hubiera casado con la Heredia no hubiera cambiado nada. Sé que no aceptaste que yo me casara con ella porque crees que soy un puto imbécil de mierda. Crees que si yo me hubiera casado con ella, ya la habría cagado, que nos hubiera jodido a todos, pero ¿te digo algo hermano? No lo hubiera hecho, joder.
Arthur se vuelve a poner la boina y sale del despacho pasando a Finn y a Polly de largo y miro por el ventanal, viendo como se marcha del local. John llama mi atención desde el otro lado de la oficina y me pregunta con un gesto desde fuera y yo solo niego con la cabeza.
