• CAZANDO A KITTY GANG • [Yoonmin//DKi] [Omegaverse]

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Subieron a la zona VIP y entraron a ese lugar especialmente reservado para el jefe. La luz era opaca y las paredes rojas estaban acolchadas para que no saliera el ruido al exterior. Había una mesa negra en el centro y amplios sillones del mismo color, pegados a la pared y rodeando la mesita. El ambiente era prohibido y caliente, como el mismo Kitty, llamando al pecado, al placer.

—¿De qué quiere hablar, jefe? —preguntó Agust, con la voz aparentemente calmada, pues un molesto dolor en sus partes bajas le gritaba que tomara a ese atrevido Omega.

—Chocolate amargo y menta... —susurró Kitty, deleitándose de aquel aroma, el cual se iba intensificando. Luego, intentando lucir cuerdo, contestó:— Quiero que me muestres tu lealtad. —Se acercó al pelinegro y posó su mano sobre su bulto—. Sé que puedes hacerme sentir bien esta noche.—Lo apretó—. Mmm... Es grande...—ronroneó.

El Alfa sabía que no era correcto dejarse llevar, pues tenía un trabajo que cumplir. Sin embargo, necesitaba ganarse la confianza de Kitty, para sorprenderlo y lograr recolectar suficiente evidencia para inculparlo. Por lo tanto, tenía permitido "convencer a su nuevo jefe" de esa forma tan deliciosa.

Entonces, posó sus manos en esa estrecha cintura, para apegarlo más a su cuerpo, generando una peligrosa fricción, la cual solo pudo encender más el ambiente. La respiración de ambos se estaba acelerando y el olor de Agust se intensificó, mareando a su acompañante.

—¿Confiará en mí si le muestro lo bien que puedo hacerle sentir? —preguntó con su voz ronca, sacándole un gemido al pelirrosa.

—Sí, Alfa.

No hicieron falta más palabras, pues ambos unieron sus labios en un salvaje beso, en su primer beso juntos. El lobo de Agust agitó su cola y aulló —no necesitaba olerlo para saber que era su destinado quien lo llamaba—. Entonces, parte lobo como parte humana se unieron, reclamando a su Omega. Esos labios eran tan esponjosos y húmedos,  gruesos y redonditos, diseñados para los suyos; su cuerpo era delgado, pero con los músculos gruesos en las zonas correctas, y encajaba a la perfección con el suyo; y su olor... necesitaba sentirlo... lo quería.

—Kitty... —gimió cuando dejó esos adictivos labios para besar el cuello de su Omega.

—Ah... Alfa...

—Tu olor... muéstralo... —exigió con su voz de mando, mientras desnudaba aquel cuerpo que rogaba por ser tomado.

Kitty se sorprendió por esa voz. Ningún Alfa había logrado doblegarlo, pero esta vez era diferente, tenía una fuerte necesidad de satisfacerlo. Su gato le rogaba obedecer, exponiendo su cuello, liberando su dulce aroma a chocolate blanco y mermelada de fresas. Lo quería sentir, lo quería dentro, lo quería solo para sí, para nadie más.

—Mío... Mío... —dijo Agust, pues su lobo estaba tomando el control de sus sentidos y deseaba lo mismo que su Omega.

Acorraló a Kitty contra el sillón de cuero, recostándolo en él. Luego, llevó sus labios a su abdomen y dibujó un camino de besos hasta llegar a su hombría, la cual estaba algo hinchada. Una vez ahí, se dedicó a lamerlo y chuparlo, causando uno que otro gemido en su acompañante, quien no dejaba de retorcerse y dilatarse, preparándose para recibir a su pareja en cualquier momento.

—Alfa... Alfa... —gemía, perdiendo la cordura.

Sin embargo, algo, mejor dicho, alguien, los interrumpió.

—¡Kitty! —gritó una voz de mando que ya era conocida, una voz que no hizo más que arruinar el ambiente.

Maldición.