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Bueno, antes de empezar, quiero pedirles que se cuiden.
Mi amiga acaba de dar positivo al covid, pues su tía (una señora negligente) la contagió. Ella no salía y siempre se cuidaba, pero el virus llegó a su casa, solo para causar caos y preocupación.
Por favor, cuídense y exijan que los que los rodean se cuiden también.
Gracias.

Agust supo que había tomado una mala decisión ni bien llegó un mercedes enviado por Kitty, pero nunca lo admitiría. Sabía que jugar con ese gatito salvaje sería su perdición, pues sus curvas, su mirada y su aroma lo traían loco. Además, su lobo no paraba de aullar y saltar emocionado, listo para poseer a su Omega.

Luego de una hora viajando, notó que estaba en la zona exclusiva de Seúl, en la que los parques eran floreados y los edificios, como espejos gigantes. La gente portaba trajes de diseñador y caminaban como si estuvieran en una pasarela. De repente, el auto se detuvo frente al Red Velvet, uno de los hoteles más lujosos del país. Después, fue guiado por el chófer hacia la recepción y, posteriormente, a la habitación 69.

—Te estaba esperando —lo recibió una voz acaramelada y sensual—. No pude dejar de pensar en ti.

Esa voz era la llamada de la lujuria: la voz de Kitty Gang. Él lo estaba observando, analizando, estudiando. Sin embargo, Agust hizo lo mismo. El pelirrosa estaba recostado sobre una cama vestida de rojo, usando una lencería femenina de color rosa bebé. Esta se ajustaba a la perfección a su curvilínea figura, resaltando su redondo trasero. No obstante, eso no era lo más sugestivo de tal presencia, sino sus labios, los cuales estaban sonrosados y mordidos.

—¿Seguro que fue por eso? —preguntó con un una sonrisa ladina— ¿O no pudiste dejar de pensar en lo bien que te follaría?

—Mmm... —dijo con su voz suave. Luego, mordió su labio— Quizás por ambas cosas.

Kitty se levantó y caminó hacia Agust, meneando sus caderas como el felino que es. Cuando llegó al lado de su víctima, enrolló sus brazos sobre el cuello de este y sonrió. Sabía lo que causaba en el pelinegro, sabía que le robaría el control y sería delicioso.

Agust tomó su cintura por instinto, para juntar ambos cuerpos e iniciar a besarlo. Esos belfos tan gruesos y pecaminosos eran dicha pura. Los chupó, los mordió y los saboreó sin pudor, causándole algunos gemiditos al felino, quien no temió en liberar su aroma a mermelada de fresas y chocolate blanco.

—Alfa... —dijo entre suspiros y gemidos.

Su Alfa introdujo su lengua en aquella cálida y húmeda boca; así, un baile de placer dio inicio. Bajó sus manos a ese pomposo trasero y lo estrujó, sin miedo de marcarlo o dañarlo, pues solo era suyo, todo suyo. Siguieron sintiéndose entre besos, caminando hacia la cama, en la que el pelirrosa fue recostado.

—Te enseñaré que ningún otro Alfa podrá satisfacerte como yo —le susurró con la voz ronca y excitada.

—Enséñeme, Alfa... Por favor...

Entonces, Agust se desvistió, para luego retirarle esa costosa lencería a su Omega, tocándolo en el proceso, provocándolo. Una vez ambos estuvieron listos, se acercó a su entrada y entró, lenta y cuidadosamente, dejando que se acostumbrara. Sin embargo, ni bien la mueca de dolor de Kitty desapareció, el verdadero vaivén del placer comenzó. Agust lo penetró duro, así como le gustaba, susurrándole palabras sucias, excitándolo más y más.

—Tu culo es solo mío —le afirmó, sin dejar de moverse, aumentando la velocidad.

—Sí... Sí... —gimió Kitty— Todo tuyo.

El Omega no dejaba de retorcerse en la cama, disfrutando cada estocada y cada roce, sintiendo su interior repleto. Era tan satisfactorio, en especial porque era su destinado quien lo follaba. ¿Qué más podría pedir? ¿Una marca? No, eso nunca. Kitty nunca aceptaría una marca. Al menos no hasta estar completamente seguro de que ese Alfa no lo traicionaría.

Luego de varios minutos, cambiando de posición y sintiendo sus hombrías en el límite, ambos se corrieron. Primero fue Agust, quien luego masturbó a Kitty para que también se liberara. Movió su mano de arriba hacia abajo, haciendo presión en los puntos justos, logrando llevarlo al éxtasis.

Ni bien ambos se sintieron satisfechos, se recostaron en la cama. Ahí, Agust se quedó totalmente dormido; sin embargo, Kitty no pensaba permanecer en ese lugar. Se bañó y, luego de cambiarse, se largó sin dejar ni una nota.

Gracias por leer.
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• CAZANDO A KITTY GANG • [Yoonmin//DKi] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora