Buenos días.
Ojalá tengan un lindo día.
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Kitty y Agust salieron a la pista de baile. El evento parecía seguir con el mismo ánimo que antes, así que había varias parejas moviéndose al ritmo de la música. El pelinegro sujetó la cintura de su Omega y este llevó sus brazos alrededor de su cuello. Ambos sonrieron y comenzaron a bailar.
Sus trajes negro y rojo resaltaban al medio de la pista. Eran los colores de la Muerte, la cual los seguía en cada paso y cada giro. Inclusive, como no se habían quitado sus capas negras, parecía que ella los acompañaba en carne y hueso.
Algunas miradas curiosas se posaron sobre ellos; luego, los murmullos no tardaron en llegar. Sin embargo, estaban más concentrados en su pequeña burbuja que los otros dejaron de existir. En ese momento, Agust se dio cuenta de lo mucho que le gustaban los ojos de Kitty. Eran finos y profundos, poseían un brillo sin igual, eran atrevidos y retadores. Eran pequeños vórtices que transportaban a uno hacia las estrellas.
El pelirrosa mordió sus labios levemente. Le gustaba recibir esa atención; además, el aroma de su acompañante era exquisito. Combinaba tan bien con el suyo y lo embriagaba como ningún otro. El porqué era obvio, pues eran destinados, pese a que muchos dudaran de aquel hecho.
Así, perdidos en su mundo, bailaron por varios minutos, hasta que Killer Prince finalmente volvió al salón. Anteriormente había estado ausente, ya que, de cierta forma, la pérdida de su Alfa lo había debilitado. No quería aceptarlo, no quería mostrarse herido, pero lo estaba. Sus ojos lucían hinchados y su piel había palidecido. Además, el olor a helado mocca y pisco que emanaba se percibía agrio.
—Gracias por haber venido —dijo alzando una copa de vino blanco y fingiendo una sonrisa—. Espero que los acuerdos pactados esta noche se conviertan en realidad. Cheers!
Todos contestaron con ánimo y bebieron de sus licores. Después de todo, la velada había sido un éxito.
Agust se despidió rápidamente luego de que Kitty le dijera que se quedaría con Killer Prince. Igualmente, Gucci Gang se quedó, al parecer, tenían asuntos pendientes que tratar.
—Me sigue pareciendo una mala idea —comentó el Alfa león.
—Hasta ahora no nos ha fallado —dijo Kitty—. Hace todo lo que le ordeno.
—Igual en algún momento se dará cuenta, no es estúpido. ¿Cuánto tiempo crees que durará tu papel de víctima?
—Durará lo que tenga que durar —gruñó.
—Bien —suspiró Gucci—. Confiaré en ti solo porque todo va de acuerdo al plan.
—Haces bien. —Rio un poco, endulzando el ambiente con su voz. —Y no lo olvides, cariño: "Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira".
Agust subió al vehículo que su jefe encargó para él. Se recostó sobre el asiento y permaneció inmóvil hasta que finalmente llegó a su departamento. Fue hasta el ascensor con pereza, repitiendo una y otra vez los recuerdos de la muerte de RM y la de Killer Bunny. Esos ojos sin vida, el rojo de la sangre y la ira que lo embriagaba antes de cometer tales barbaridades: todo eso lo atormentaba. Sin embargo, lo que más le afectaba era la vulnerabilidad que Kitty mostraba en esos momentos, la cual desaparecía cuando articulaba esa palabra maldita: "Mátalo".
—¡J Hope! —gritó ni bien llegó.
Entonces, el Beta pelirrojo se hizo presente, al igual que cierta Omega. Ambos tenían el cabello húmedo, como si acabasen de tomar de una ducha, pero eso no importaba.
—¿Qué pasó? —preguntó Solar con nerviosismo, pues los gritos del lobo la habían asustado.
—Necesito hablar con Hope a solas —contestó evitando responder esa pregunta.
—Vamos a la oficina —intervino el Beta—. Solar, será mejor que vuelvas a la habitación.
—Está bien.
Ambos fueron a la oficina y se encerraron ahí. J Hope sabía que el tema era serio, así que prefirió encender la cámara que usaban para grabar los testimonios de Solar. Si iba a escuchar algo sobre Kitty Gang, lo mejor sería tenerlo para el informe.
—Pasó otra vez —inició Agust—. Me ordenó que matara y lo hice. Le arranqué la cabeza a RM, ni siquiera le di tiempo para transformarse, me lancé sobre su cuello como un animal.
Fue exactamente igual que con Killer Bunny. Sentí que mi Omega estaba en peligro. Ni bien lo vi, pensé que estaba siendo obligado a estar con ese Alfa para obtener algún acuerdo o algo así. Pensé que ese se estaba aprovechando de los deseos de Kitty por...—Eres consciente de que vimos el nombre de RM en esa lista, ¿verdad?
—¡Mierda! —gritó jalándose el cabello— Es que en ese momento no pude pensar en nada. Solo quería alejar a ese Alfa de mi Omega.
—¿Eres consciente de que te está manipulando?
—No lo sé —susurró—. No sé qué pensar. Fue como si una nueva verdad hubiese sido dibujada... Nada de lo que había vivido antes importó.
—Bien. —Apagó la cámara. —¿Obtuviste alguna evidencia en contra de Kitty? —preguntó fríamente. Sin duda, la nueva situación no le gustaba. ¿Qué tan lejos podría llegar el control de ese Omega?
—Grabé un par de conversaciones —dijo Agust sobando su cabeza, pues le había comenzado a doler—. Ten. —Le entregó la mini grabadora.
—Bien. Ahora ve a dormir. —Suspiró pesadamente. —Intenta olvidar por ahora lo que pasó esta noche.
—Lo intentaré. —Y se levantó, dispuesto a irse a su cuarto y dormir por varias horas, pero fue interrumpido.
—Y no lo olvides, Agust: estás aquí para vengar a tus padres.
🙂
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• CAZANDO A KITTY GANG • [Yoonmin//DKi] [Omegaverse]
Rastgele«Agust D, un Alfa lobo, es miembro de la Policía Secreta y tiene una misión: cazar al mafioso más temido, un Omega gato montés, Kitty Gang. Aunque nunca esperó que caería ante sus encantos felinos». •Omegaverse •Mayores de 18 •Se prohiben copias y a...