• CAZANDO A KITTY GANG • [Yoonmin//DKi] [Omegaverse]

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Kitty sabía que esa perra sentía algo por su hombre, pobre ingenua. ¿Acaso creía que podría compararse con él? Bueno, creyese lo que creyese no importaba, pues Kitty ya tenía bien claro lo que le haría.

La furia corría por sus venas, intensificando su sed de sangre. De esa forma, subió lentamente las escaleras rojo vino, dirigiéndose a su cubo VIP. Por otro lado, Gucci ya había preparado su equipo de tortura: un set de agujas largas, una pequeña navaja bien afilada y unas bonitas bandanas rosas, para ahorcar a su víctima. Cuando finalmente llegó a esa pequeña habitación, todo estaba ubicado en la pequeña mesa del centro, mientras que esa rubia oxigenada se encontraba sentada y atada a una silla, completamente confundida.

—¿Sabes por qué estás aquí? —le preguntó con una pequeña mueca que adornaba su rostro.

—¡Jefe, le juro que no hice nada! —gritó aterrada. Sus ojos estaban dilatados y su piel había palidecido; sus labios temblaban y sus manos también. Sin embargo, ni en lo más profundo de su imaginación existía idea alguna de lo que sufriría.

—Lo tocaste... ¡¿Sabes lo que hago con las malditas que tocan lo que me pertenece?! —Esperó una respuesta, pero, al no oírla, se contestó a sí mismo. —Les enseño a respetar, a ser niñas buenas. ¿Quieres ser una niña buena? —le preguntó.

—No entiendo, por favor, no entiendo —dijo sollozando, negando con la cabeza, intentando convencerse de que aquello no estaba ocurriendo.

—¡Cállate! —bramó Kitty, perdiendo la chispita de cordura que le quedaba— Te enseñaré a no meterte con lo mío... aunque... —La miró de pies a cabeza, analizándola, planeando algo que le serviría más adelante. —Mmm... Vivirás, cariño. De eso no desconfíes. Te necesito.

Oh, sí, la necesitaba, pues había algo que aún no le cuadraba sobre sus nuevos empleados. Llevaba sospechando desde que los vio por primera vez. Esos ojos con ganas de justicia, esos movimientos extraños y tensos, esas muecas forzadas: todo le parecía inusual. Sin embargo, su objetivo del momento era atormentar a esa Omega inferior.

Kitty sonrió en grande, sujetando su pequeña navaja de mango rosa. Solar temblaba sin parar, pero, de repente, se congeló al sentir su sangre escurrir. El corte en su brazo fue profundo, pero no mortal, ideal para torturar, pues causó un pequeño ardor que iba incrementando a cada segundo.

—Quiero que hagas algo para mí —susurró el pelirrosa, encendiendo su aroma a mermelada de fresas y chocolate blanco para someter a la Omega. Ella se sorprendió, pues nunca creyó que olería aquella delicia, aunque en ese momento solo la obligaba a bajar la cabeza.

—¿Qué eres? —le preguntó al sentir varias agujas penetrar su herida recién abierta.

—Tu peor pesadilla —le contestó ampliando su maníaca sonrisa—, pero no hablemos de mí, hablemos de ti. —Movió las delgadas agujas, enterrándolas aún más, jalando la carne—. Quiero que vigiles a Agust y J Hope, que me informes cada día todo lo que hagan.

—Ahh... ¡Haré lo que sea!, pero, por favor, pare —suplicó. El dolor era insoportable. Sabía que su vida estaba en juego, no tenía opción.

—Quiero que descubras si se traen algo entre manos —explicó Kitty—, no confío para nada en ese par. Sin embargo, no quiero que toques a mi Agust, ni que uses tu estúpido aroma con él. ¡¿Entendido?!

—¡Sí! —gritó Solar aterrada. Quería que todo parase de una vez.

—Bien... —le contestó con ternura— Ahora iré a servirme agua con limón. Volveré en unos minutos. —Abrió la puerta de su cubo VIP, listo para salir. —No morirás desangrada, no te preocupes, pero tal vez te desmayes. See you! —Cerró la puerta de golpe y la dejó en la soledad de ese pequeño cuarto.

Solar no tenía idea de en lo que se había metido. No obstante, sabía que acabaría todo mal.