CAPÍTULO 23

239 17 1
                                    

Auron y Sara nos invitan a pasar al camerino. Al ver que yo casi no hablo la pareja me hace un par de preguntas, facilitando que me sienta un poco más en confianza.

– ¡Ah! que están de vacaciones. –Habla Sara después de que Jef yo explicásemos que estamos haciendo en su país. – ¿Cómo le hicieron para que tantos cantantes estén de vacaciones por más de un mes en otro país?

–Debe ser algo muy difícil ¿no?  –Auron opina.

–Realmente sí, es algo caótico ya que se tiene que hablar con los managers, las discográficas y posponer cualquier evento que estuviese programado ya… –Lunay le explica. –Prácticamente pusimos un poco de cabeza las cosas…

Las carcajadas de todos resuenan en el lugar, charlamos un poco más y llega la hora de despedirnos. Para finalizar me tomo una foto con Auron, una con Sara y otra en la que estoy junto a ambos.

Volvemos al hotel, Jef me agarra las mejillas cada vez que sonrío resaltando que no me había visto tan feliz antes. Hasta asegura que ni siquiera cuando conocí a los chicos en la casa de José estaba así de contenta.

En la mañana a Jef se le antoja caminar un poco, yo me niego y decido quedarme tirada en la cama sin hacer nada, para más tarde pedir el desayuno a la habitación.

Como siento que Jef se está tardando un poco pido el desayuno, me siento a comer en la cama mientras espero que regrese. El sonido de su celular me hace percatarme de que lo ha dejado olvidado en la mesa de noche. Sigo comiendo tranquilamente hasta que empieza a hostigarme el sonido constante de una llamada entrante al celular, a la quinta vez me estiro para alcanzarlo.

Miro la pantalla, las llamadas provienen de un tal Ed. Contesto a la siguiente llamada.

–Hola guapo… –La voz de una chica inunda mis oídos. Me quedo en silencio total. – ¿Por qué no contestabas? Te mandé fotitos como a ti te gustan… –Cuelgo.

No tengo ganas de seguir escuchando eso. ¿Qué acabo de escuchar? En efecto, la barra de notificaciones muestra que hay cuatro mensajes de la tal Ed en su WhatsApp, además de que estos son fotos.

La curiosidad me está carcomiendo el cerebro, me estoy planteando cuán posible sea de que el chico que dice ser mi novio esté coqueteando con otra por alguna red social, o quizás sean otras no solamente una.

Dejo el celular de lado y vuelvo a intentar concentrarme en comer, funciona por un momento, pero el demonio en mi hombro me hace mirar el celular del chico. Decidida me levanto y lo tomo, escribo la contraseña que le he visto teclear algunas veces y al acertar me muestra la pantalla de inicio del celular. Ruego al de arriba que no aparezca Jef en este momento y me encuentre revisando su celular como una obsesiva celosa.

Directamente abro la aplicación de mensajería que contiene sus chats, entro a la conversación de Ed y miro que hay unas tres fotos de ella en ropa interior. Que puto asco. Lo último es un mensaje que dice: ‘Sé que no hablamos desde hace tiempo y que ahora tienes novia, pero quería hacerte un regalo.’ Ah, que es una maldita zorra.

Agradezco que Jef tenga desactivadas las confirmaciones de lectura de los mensajes o ya estaría viendo que hacer yo. Voy a borrar el chat, no comentaré nada y esperaré a que él me diga algo si es que la susodicha vuelve a llamar o a enviar más mensajes.

Dejo el celular en su lugar y vuelvo a la comida, me pregunto si hago mal ignorando a esa mujer o si debería decirle a Jef que revisé su celular. No sé qué hacer en estos casos la verdad, confieso que me dan celos de saber que hay muchas tipas detrás de mi chico y que yo no puedo hacer nada para cambiar eso.

Para cuando Lunay regresa al hotel ya he terminado de desayunar. Me encuentro escribiendo un poco para evitar armarme dramas sin sentido en la cabeza.

–Hola princesa. –Me da un beso en los labios. –Dejé mi celular ¿Alguien llamó?

–Ehh… Un tal Ed. –Respondo sintiéndome un poco mal por haber mirado.

–Vale ¿contestaste? –Me encojo de hombros.

–Sí, sonaba como una chica, pero no se escuchaba bien y corté. –Miento y sonrío un poco. No sé qué mierdas estoy haciendo yo, eh.

Sigo con mi escritura, él se va a duchar y regresa a la habitación unos minutos después. Lo veo sentarse en la cama con su celular y empezar a teclear. Tomo mi bolsa de aseo y me meto al baño, me doy una ducha corta con agua fría. Tomo el pomo de la puerta del baño para salir, pero me detengo al oír algo sumamente raro.

–… que sepas que, si te extrañaba, preciosa. –Luego un poco de silencio. –Sí, pero no puedes estarme llamando a cada rato… es más no llames, yo te llamo… –Espero que vuelva a hacer silencio para salir.

Busco lo que voy a ponerme, Jef hace silencio y solo me observa. Regreso al cuarto de baño y me visto.

– ¿No podemos adelantar el vuelo? –Pregunto estando de vuelta en el cuarto. Quiero largarme ya de aquí.

–Supongo que sí, yo también me aburro. –Seguidamente llama para cambiar el boleto.

Meto todas mis cosas en la maleta, Jef se encarga de las suyas y se adelanta a la recepción a cancelar la cuenta con las maletas de ambos.

Durante el corto viaje en el avión me limito a dormir. No quiero hablar, no después de escucharle con esa tipa. Porque estoy segura de que era ella, o quizás otra, pero eso no le resta importancia. La pregunta es qué haré. Bueno, pues creo que lo mejor es hablar, dar nuestros puntos y probablemente dejarlo. No quiero ser una opción de nadie.

– ¿Quieres decirme que te pasa? –Escucho a Jef preguntar cuando ya nos encontramos en el auto, de camino a la mansión.

–Estoy bien.

–Habla conmigo. –Insiste.

–Luego. Ahora déjame descansar. –Vuelvo a cerrar los ojos, no quiero estar en la realidad y la mejor idea que tengo es irme a visitar los universos irreales de mi cerebro.

En la mansión nos reciben José, Camila e Helena. Las dos chicas saludan brevemente a Jef y saltan a abrazarme. Oh, estas locas… Después de que me sueltan me abraza Jose.

–Ya ha vuelto la niña. –Ay, este no cambia.

Los chicos están en la sala jugando beer – pong. Qué ganas de beber a las tres de la tarde. Me saludan efusivamente algunos ya pasados de tragos, Jef se une a ellos dejando las maletas en manos de una chica y yo decido hablar con José.

–Jose, ¿podemos hablar?

–Claro niña, ¿Qué pasa? –Lo arrastro escaleras arriba.

–Escuché a Jef hablar con una tipa. –José empieza a prestarme toda su atención. –Le estaba diciendo preciosa y… –Las lágrimas amenazan con salirse. –Lo peor es que ella le estaba mandando fotos en… en ropa interior…

– ¿Estás segura? ¿Cómo sabes eso?

–Pues revisé su cel después de que alguien no paraba de llamar, contesté y era una chica diciendo cosas raras… –Las lágrimas que contenía se escapan de mis ojos y ruedan por mis mejillas.

–Ya… no llores. –Limpia mis lágrimas y me abraza. –Vamos, hablemos en mi cuarto y me cuentas bien que pasó.

>☆<

MIO Y DEL MUNDO - LUNAY [▪MYDM▪] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora