MIO Y DEL MUNDO - LUNAY [▪MYDM▪]

CAPÍTULO 4

Me despierto con unos golpes en la puerta, intento levantarme, pero unos brazos me lo impiden. Mierda. Lunay se encuentra dormido y no quiero despertarlo. Me zafo de su agarre con cuidado y busco mi ropa en el piso, me coloco el vestido y me dirijo a la puerta. Abro solo un poco y me encuentro con Helena y Hailey.

–Hey. ¿Qué pasa? –Pregunto.

–Te desapareciste y como tus mejores amigas queremos saber que pasó. –Habla Hailey. ¿Mejores amigas? Si supiera que la odiaba, pero si ella lo dice. ¡Mejores amigas!

–Tenía dolor de cabeza y estaba algo mareada. –Les explico. –Ya estoy bien.

–Uy se nota. –Dice Helena sonriendo. ¿Qué?

De repente siento como me toman por la espalda y me halan. Lunay. Les cierra la puerta en la cara a mis amigas y yo pongo cara de enfado. ¿Este quien se cree?

–Tienen que pedirme permiso para hablar contigo… –Susurra en mi oído arrastrándome con él hacia la cama.

–No te pertenezco. No soy un objeto. –Me quejo.

–Claro que no eres un objeto, pero eso no quita que eres mía. –Deja un beso en mi mejilla y se separa para encender el televisor. – ¿Vemos una película? –Me encojo de hombros.

Yo no quería que las chicas se enteraran de que Lunay estaba en mi habitación, pero ahora veo imposible ocultarles lo sucedido. Voy al baño y arreglo mi cabello, busco unos zapatos bajos para salir a buscar algo de comer. Son las 5 de la tarde y ni siquiera almorcé.

– ¿Dónde crees que vas? –Pregunta y me dan ganas de golpearlo por el tono autoritario que usó.

–A buscar algo de comer. –Respondo y cierro la puerta dejándolo en la habitación buscando la película.

Al llegar a la cocina me doy cuenta que han cocinado. Una de las empleadas se ofrece a servirme y yo le agradezco mientras busco en los estantes alguna barra de chocolate.

–Hey Bellerose. –Saluda Maluma. – ¿Qué opinas de ir mañana temprano a correr?

–Bien ¿A qué hora? –El esfuerzo físico es mi enemigo.

–Como a las nueve, total siempre hace frío. –Sonríe. –Voy a ver quién nos acompaña, por cierto, tienes una marca en el cuello. –Me guiña un ojo y se va.

Tomo mi comida y regreso a la habitación. Dejo el plato con cuidado en la cama, Lunay está viendo algo en su teléfono sin decir nada. Me meto al baño y me doy cuenta de lo que tengo. Por un instante había creído que talvez Juan me estaba tomando el pelo o algo así, pero definitivamente tengo una marca en el cuello. Cuando pueda me la voy a cobrar y ahora que lo pienso ¿Qué somos?

Novios, lo dudo. Él no me ha preguntado nada.

Amigos, pues los amigos no tienen sexo.

Empiezo a sentirme mal, no puede ser que haya caído en sus encantos. Podría excusarme diciendo que lo que hice lo haría cualquier fan que lo hubiera conocido, pero no es cierto. Yo no me consideraba cualquier fan, ni la número uno. Yo era la fan que había tenido la oportunidad de conocer a sus ídolos y había caído en las garras de uno de ellos, comportándose como una auténtica puta.

Porque así me sentía, me había dejado llevar y eso no estuvo bien. Seguramente él esté regodeándose y burlándose de mí por haber sido tan fácil. Esto está mal, terriblemente mal.

Regreso a la habitación y tomo mi comida y me siento en el piso. Gruño al sentir dolor. Ya, que nada me costaba seguir virgen.

– ¿Estás bien? –Pregunta. Respondo afirmativamente y él no dice más.