- ¡Seamos amigos!
- Mi-mirio, deberías... presentarte primero...
- Oh ¡Cierto!
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-Relajaos chicos, seguro que el examen saldrá bien y entraremos los tres juntos a la UA.
Aunque ellos no sabían que ella no haría el examen junto a ellos.
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- ¡Vaya...
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Comenzó el último año de instituto y, con ello, se acercaba el examen de ingreso para la academia UA, por lo que los entrenamientos de Adara con su padre eran más frecuentes y más duros.
Como en ese momento, en el que se encontraba intentando captar algo de oxígeno, pero estaba completamente agotada y llena de quemaduras.
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— Así no superarás a nadie— espetó con cabreo Enji mientras observaba a su hija de rodillas en el suelo, exhausta—. Gran parte de las quemaduras son por tu propio fuego, deberías ser capaz de controlarlo ya— volvió a renegar—. Iré por Shoto— comunicó mientras desaparecía de la sala, dejando a Adara sola.
Conforme su padre salió ella se desplomó en el suelo, no aguantaba más. Le dolían todas las extremidades y tenía varias quemaduras en sus brazos.
No es que no controlase su kosei, pero cada vez sus llamas aumentaban en poder, cada vez quemaban más.
Debía aprender a controlarlas o terminaría como Tōya.
Con gran esfuerzo se levantó y se dirigió a su habitación, donde se ducharía y curaría las heridas.
— ¿Qué diré mañana cuando me pregunten?— pensó mientras miraba su reflejo, observando las quemaduras que tenía en su cuerpo.
El agua fría aliviaba un poco el dolor de estas, pero aun así molestaban.
El momento de curarlas fue el peor. Por muchas veces que lo hiciera, no podía acostumbrarse.
Suspiró pesadamente, pensando que sería un día problemático.
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