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— Tiene que ser un error— se repetía Tamaki a la vez que temblaba, mientras volvían a casa después de las clases

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 Tiene que ser un error— se repetía Tamaki a la vez que temblaba, mientras volvían a casa después de las clases. 

Se habían enterado ese día de quienes eran los nuevos Tres Grandes y, desde entonces, el Amajiki no había dejado de temblar. 

La elección de ese año era algo curiosa, ya que nadie dudaba de la capacidad de los tres elegidos, pero era cierto que a primera vista no daban la imagen de ser los mejores de la academia. 

Aunque lo eran. 

Pero lo que más llamó la atención fue ver que la Todoroki no formaba parte de ese grupo, ya que todos tenían asumido que ella sería la primera en ser elegida. 

Ahí fue donde ella les explicó que rechazó el puesto, diciendo que ellos debían ser los que triunfaran. 

 Eres alguien increíble Tamaki, no pienses ni un segundo que no mereces el título— dijo Adara sonriendo, tratando de calmar a su nervioso amigo—. Los dos os lo merecéis— añadió esta vez a Mirio, quien no había parado de sonreír en desde que se había enterado. 

Feliz de que su duro entrenamiento hubiera dado sus frutos. 

Tamaki entonces comenzó a relajarse al oír los ánimos de Adara, aunque se quedó pensativo al  ver como Adara observaba a Mirio, devolviéndole la sonrisa al rubio. 

Parecía que aquella idea que había nacido en su mente comenzaba a hacerse realidad. 

Ambos amigos se bajaron entonces del tren, mientras que la Todoroki se quedó, esperando a que llegase su parada. 

De camino a sus casa, Tamaki parecía más callado que de costumbre, por lo que Mirio le preguntó sobre si le pasaba algo. 

Y, la respuesta que le dio, lejos de sorprenderle, le alegró. 

 ¿Adara te ha dicho alguna vez... si le gusta alguien?— preguntó con miedo. 

Miedo a que ella sintiera algo por Mirio y él acabase solo. 

 Sí— dijo, después de pensar un poco su respuesta. 

Ahora estaba seguro de que iba a avanzar. 

Notaba que Tamaki empezaba a sentirse inquieto por no hacer nada y eso era bueno. 

Y también se imaginaba por qué le preguntaba eso, así que decidió calmarle un poco. 

 No soy yo— aclaró, provocando que Tamaki detuviera de golpe su caminar, preguntándose si era tan evidente lo que estaba pensando. 

Mirio rió al ver su reacción y colocó su brazo en el cuello de él, comenzado de nuevo su marcha animado. 

 ¡Tienes que fijarte más, Tamaki!— añadió con energía, haciendo que la confusión del Amajiki aumentase. 

Aunque le aliviaba saber que no era Mirio la persona que le gustaba a Adara. 

𝕄𝕚 𝕤𝕒𝕝𝕧𝕒𝕔𝕚𝕠𝕟 || Amajiki Tamaki ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora