Uraraka se despertaba nuevamente, con los hombros adoloridos por poner su nuca sobre un takamakura. Nunca se acostumbrara a dormir sin almohada.
Se sentó sobre su futón y se mantuvo mirando a la nada un par de minutos pensando. Extrañamente, lo primero que se le vino a la cabeza en vez de sentirse desgraciada y con un futuro incierto, fue aquel joven de ojos verdes que la había cautivado el día anterior.
Todo de él le parecía extraño y exótico. Su amabilidad, su sonrisa... su forma de ser. Y por primera vez, quería volver a ver aún cliente.
De repente, Midnight abrió la puerta seguida del señor Aizawa despertando a Tsuyu quien seguía dormida sobre su propio futón.
Aquel hombre de aspecto desalineado y con ojeras alrededor de sus ojos además de que siempre parecía tener sueño, era el vestidor de la okiya; el encargado de vestir a Uraraka y a las demás chicas con sus maravillosos kimonos de seda ya que una geisha nunca se viste sola.
—Apúrate a maquillarte, Uravity. Igual tú, Floppy. Mi vidente me ha dicho que hoy será un día muy provechoso para todas— dijo Midnight emocionada, tal vez demasiado para ser una mujer madura.
—Ustedes las geishas siempre están al tanto de lo que dicen las constelaciones y todo eso, algo que yo definitivamente no entiendo— dijo Aizawa con voz cansada mirando de reojo a Midnight.
—Ah, cállate Aizawa. Bueno chicas, es hora de comenzar el día— dijo la mujer juntando sus manos mientras sonreía.
Lo primera que hizo Uraraka juntó con Tsuyu es sentarse enfrente del tocador para comenzar a maquillarse.
Primero humectaban su rostro con una crema de baba de caracol, luego tomando un poco de cera, la extendían por todo su rostro para después tomar un pincel y humedecerlo para después introducirlo en un tarro de maquillaje blanco y comenzar a pintarse el rostro. Acto seguido, Uraraka tomó uno de sus pinceles y redondeo con un maquillaje rosa pastel sus mejillas que siempre terminaban escondidas bajo el maquillaje blanco mientras que Tsuyu votó por solo ponerse un suave rubor para resaltar sus mejillas. Luego tomaron una extraña barra, la quemaron un poco con la vela que tenían a su alcance y se retocaron las cejas para después terminar de pintarse los labios con un rojo carmesí que a cualquier persona terminaría por atraerle. Al terminar de pintarse, el señor Aizawa terminó por colocarles el kimono que le pertenecía a cada una para que al final pudieran recorrer las calles de Gion con sus elaborados atuendos.
Antes de irse, Tsuyu llevó con ella a su hermana menor, Toru y se despidió de Uraraka para comenzar con su trabajo de geisha. Pero, antes de irse, Uraraka fue detenida por el grito de unas de las criadas que corría hacia ella.
—¡Señorita Uravity, espere!— gritó la joven mientras se acercaba corriendo a ella —Han solicitado su presencia en esta reunión— dijo la joven entregando un papel.
—¿Quien me ha solicitado?
—El señor Bakugou— cuando oyó ese nombre, la sonrisa de Uraraka se heló. Aquel hombre era el jefe yakuza más temido de todo Gion y tenía una obsesión enfermiza con Uraraka.
Desde que la vio bailar en uno de los festivales de primavera, no había podido apartar sus ojos de ella y cada año le proponía ser su danna pero, cada año, ella lo rechazaba rotundamente por más que Midnight le rogaba que aceptara, ya que tener el cuidado de un jefe yakuza, tendría muchos beneficios para la okiya.
Ella suspiró y dijo que comunicara que iba para allá. Se dio la vuelta y comenzó a caminar al lugar donde marcaba la dirección escrita en el papel que la criada le había entregado. Sería una larga noche.
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Boku no "Geiko" (Izuocha)
FanfictionUn amor que nació del dulce sonido de un shamisen y del baile de una joven geisha. Un amor que atravesaría el juego cruel del destino para poder lograr permanecer juntos para siempre. Un amor entre dos almas de dos mundos diferentes... La historia d...