Entraron a la segunda clase con su profesora de Ética. Félix se mantenía feliz y sonriente al lado de su mejor amigo; se sentaron uno junto al otro.
—Solo espero que no se te ocurra ir a verlo hoy —le susurró Jisung mientras sacaba su libreta y sus plumas.
—No creo hacerlo. Hoy no lo vemos, ¿recuerdas? —Jisung asintió.
Félix sabía que su mejor amigo estaría junto a él todo el día para evitar que pudiera escabullirse al salón del mayor y pasar, aunque fueran cinco minutos, con él. Entendía por qué lo hacía; si alguien lo veía insinuándose a su profesor, se podrían meter en muchos problemas, tanto él como Christopher. Aun así, la idea de ser descubierto le provocaba mariposas en el estómago. Había algo en el peligro que lo atraía... pero sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver llegar a su profesora con una gran sonrisa y un termo rosa brillante en la mano.
—Buenos días, alumnos. Espero que hoy vengan con muchas ganas de estudiar —dijo mientras acomodaba sus libros sobre el escritorio. Su sonrisa se desvaneció al rebuscar entre sus papeles, resopló con frustración y miró al frente—. Félix, por favor, ¿podrías ir a la sala de maestros por una carpeta que olvidé?
—Sí, maestra —se levantó de su asiento y caminó hacia la puerta—. ¿Cómo puedo reconocerla?
—La dejé en mi lugar. Allí se encuentra el profesor Bang; puedes preguntarle a él —le dijo con una sonrisa.
La respiración de Félix se detuvo. Salió del aula cerrando la puerta tras de sí. Se sentía nervioso, pero no podía borrar la sonrisa de su rostro. Mordía su labio cada vez que bajaba los escalones hacia el primer piso. Iba dando pequeños brinquitos, con el corazón acelerado.
Al llegar a la sala de maestros, tocó con suavidad. Un "pasa" familiar hizo que sus piernas temblaran. Abrió la puerta y miró a su alrededor: no había más profesores. Estaban solos.
El profesor Bang estaba de espaldas, revisando unos papeles. Alzó una carpeta sin girarse.
—La maestra Mia olvidó esto, por si viene a recogerlo —dijo, dejándola a un lado.
Félix cerró la puerta con cuidado y se acercó. Puso sus manos sobre los hombros del mayor y luego las deslizó por su pecho, sintiendo cómo se tensaba bajo su toque.
—Vine a buscar esta carpeta —murmuró en su oído, acariciando su torso con delicadeza.
Christopher giró la cabeza y le sonrió.
—Me alegra que estés aquí. No he parado de pensar en ti. -Dijo mientras tomaba una de sus manos y la deslizaba hasta su entrepierna la cual se encontraba dura- Me asustaste... por un momento pensé en gritar, pero tus manos son tan pequeñas y únicas que no pude evitar reconocerlas.
Ambos rieron, aunque el mayor se incorporó con seriedad y le entregó la carpeta.
—Aunque me gustaría, en este momento, tirar todos esos papeles al suelo y subirte al escritorio... estamos en horario laboral. Y la maestra te está esperando con su carpeta.
Félix tomó la carpeta y le sonrió.
—Gracias, Christopher.
La puerta se abrió de golpe. Un joven alto y muy guapo entró. Félix lo reconoció de inmediato y su rostro se iluminó con una sonrisa.
—Hyunjin, hola. ¿Cómo estás?
—¡Félix! Me hace muy feliz verte. ¿También viniste por papelería? —preguntó mientras cargaba una caja llena de libros de Química.
—Sí. A la maestra Mia se le olvidó esta carpeta y me mandó por ella. De hecho, ya me iba.
—Te puedo acompañar a tu salón, me queda de pasada.
Christopher levantó la vista, interrumpiéndolos.
—Félix va al segundo piso y usted, joven Hyunjin, hasta el tercero. Solo espero que no pierdan clases, porque sus maestros podrían suspenderlos por eso.
Félix lo miró, extrañado ante el comentario. Y entonces lo comprendió: el mayor los había visto juntos antes. ¿Sería posible que estuviera celoso? El pensamiento le arrancó una sonrisa traviesa.
—Sí, Hyunjin, por favor acompáñame. Sirve que hablamos un rato.
Ambos salieron del salón, pero Félix no pudo evitar mirar hacia atrás. Los ojos de Christopher se encontraron con los suyos, el ceño fruncido.
—El maestro Bang siempre me ha parecido un poco aterrador —dijo Hyunjin mientras caminaban por el pasillo.
—Es un profesor agradable —respondió Félix, disimulando—. Atento, dedicado a su trabajo... en lo personal me agrada mucho.
Al llegar a las escaleras y comenzar a subir, Hyunjin rompió el silencio.
—Félix... ¿por qué ya no me has llamado?
El corazón se le estrujó al ver la tristeza reflejada en su rostro. Siempre supo que meterse con Hyunjin era jugar con fuego, y que él merecía más. Pero Félix no quería una relación. No ahora. No cuando había encontrado todo lo que buscaba en alguien más.
—Hyunjin... últimamente he estado muy ocupado con otras cosas, ¿sabes? —Lo miró directo a los ojos. Se sentía culpable, pero también sabía que no estaba obligado a corresponderle.
—Está bien, lo entiendo... pero... ¿me llamarás?
Antes de que pudiera responder, ya estaban frente a la puerta del salón. Solo le dio una sonrisa y se alejó rápido, entrando al aula.
—Joven Félix, ya iba a mandar a uno de sus compañeros a buscarlo. Pensé que se había perdido —le dijo la profesora.
Félix se disculpó y tomó asiento. La clase ya había comenzado. Una libreta apareció frente a él con un recado:
"¿Qué pasó? >:("
Soltó una pequeña risa y miró a Jisung, que lo observaba con ojos interrogantes.
"No te preocupes. No pasó nada por lo cual preocuparse."
"¿Estás seguro?" —insistió.
"Bueno... solo lo abrace un poco. Pero no había nadie, así que no hay de qué preocuparse."
"Félix, recuerda tener mucho cuidado. No hagas esas cosas en la escuela. Recuerda dónde estás. No quiero que termines en problemas."
Félix leyó y lo miró, asintiendo con la cabeza. Fingía tranquilidad. Pero en el fondo... sabía que era una mentira.
Y lo volvería a hacer. Porque le gustaba el riesgo.
Porque el maestro Bang tenía la palabra "adrenalina" escrita en todo su cuerpo.

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TEACHER'S PET (CHANLIX)
Sonstiges"Bang, sí soy tan especial para ti ¿Porque me mantienes en secreto?" Christopher es el maestro de historia de Félix, y Félix es la mascota de Christopher.