TEACHER'S PET (CHANLIX)

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SEPTIEMBRE 2010

—¿Otra rosa, eh? —preguntó un joven Chris, de 19 años, mirando a su amigo con una ceja alzada.

Los tres amigos estaban sentados bajo la sombra de un árbol, en el patio de su escuela. Observaban a los compañeros de otro salón jugar fútbol.

—Sí... aún tengo muchas dudas sobre quién es. No debería tenerme miedo, no lo voy a morder —comentó Jeongin con una sonrisa mientras giraba entre sus dedos la bonita rosa que había recibido.

—¿Le aceptarías una cita si te invita a salir? —preguntó Bambam sin apartar la vista del celular, totalmente desinteresado en lo que ocurría a su alrededor.

—Me ha escrito cosas muy bonitas... y si sabe dónde me siento, puede que sea alguien de nuestro salón. Uno de los primeros en llegar... o tal vez de otro grupo. Así que... puede que sí —respondió, y luego desvió la mirada hacia los chicos que jugaban—. Podría ser cualquiera. Podría ser Calum.

—¿Qué? ¿El jugador estrella? —repitió Kunpimok, sorprendido.

—Es de los primeros en llegar, es atlético... y siempre me sonríe mientras juega —dijo, cubriéndose el rostro con vergüenza—. Hemos intercambiado algunas palabras. Es muy lindo. Y bueno, si me disculpan, necesito ir a la biblioteca por un libro.

Se levantó con una sonrisa y se despidió de ambos. Mientras lo veían alejarse, sus amigos se quedaron en silencio, con pensamientos cruzando por sus mentes.

"¿En qué momento alguien más habló con él?" "¿Le gusta ese tal Calum?"

—¿Tienes alguna idea de quién es el que le manda las rosas? —preguntó Bambam, algo más interesado ahora, al notar la atención de Chris en el futbolista.

—La verdad... no. Y dudo mucho que sea Calum. Lo conozco desde hace tiempo, y ha tenido varias novias —respondió, luego lo miró—. ¿Y tú?

—Tampoco lo sé. Pero creo que necesito unos libros también... Voy a hacerle compañía a Jeongin —dijo el pelirrojo, levantándose con una sonrisa astuta.

Chris se quedó solo bajo el árbol. Se recostó en el pasto, riendo cuando una idea cruzó su cabeza.

—Nah... muy estúpido —murmuró. Pero cuanto más lo pensaba, más le parecía brillante. Sacó su teléfono y marcó un número guardado como "Papá".

—¿Padre? ¿Podrías prestarme a tu bebé esta noche?

11:00 PM

Jeongin estaba en su habitación, en la casa que compartía con sus dos primos. A su lado descansaba la rosa que había recibido esa mañana. La tomó con delicadeza y la olió, sonriendo mientras pensaba en esa persona misteriosa que, sin conocerla, ya lo tenía algo cautivado. Su mente lo traicionaba con imágenes de un chico sin rostro entregándole flores.

Alguien tocó a la puerta.

—Pasa —murmuró suavemente.

Entró su primo, Kim Seungmin, con una sonrisa. Tenía 16 años y estaba de visita en casa de sus tíos por las vacaciones.

—¿Qué haces despierto? Ya es algo tarde, Seungmin.

—No podía dormir. Y Jennie me contó que un chico te está mandando flores... —dijo emocionado mientras se sentaba frente a él—. ¿Ya sabes quién es? ¿Ya han salido?

Jeongin rió.

—No... no lo conozco. Bueno, es complicado...

—¡Jeongi-Oh, Seungmin! —la voz de su tía interrumpió desde la puerta, sorprendiendo a ambos—. Ya es tarde, no se desvelen. ¿Vas a dormir aquí? —preguntó al menor, y ambos asintieron—. Está bien, pero no trasnochen. Mañana tienes clases, Jeongin.