-18-

930 118 34
                                        

Jeongin caminaba de un lado a otro en su habitación, apretando con fuerza su celular para no lanzarlo contra la pared.

Suspiró y miró la pantalla. Tenía intenciones de marcar ese número que tanto le hablaba a su esposo, pero se detenía. No quería que Christopher supiera que ya sabía de los grandes cuernos que le estaba poniendo.

Se miró al espejo y sintió unas grandes ganas de vomitar. Observó las mordidas en su cuello y las tocó con la yema de los dedos.

—¿Acaso él también tiene estas marcas?

Solo imaginar a Christopher llegando de estar con su amante le provocaba un gran vacío en el pecho, el mismo vacío que llenaba con amor, besos y palabras bonitas.

Ese mismo amor que siempre había estado. Quería golpearse contra el espejo por pensar que Christopher aún lo amaba y que eso no había cambiado.

Porque Christopher siempre lo besaba igual que al principio.

Los recuerdos de aquellos días... cuando salían en la motocicleta y paseaban por la carretera, todos los helados que se derritieron en sus manos, la brisa de la playa y las promesas entre besos que se habían hecho bajo la luna...

Caminó hacia la botella de whisky que estaba en la mesita de noche. La destapó y dio un gran sorbo. Las lágrimas comenzaron a deslizarse mientras el amargo sabor del alcohol le quemaba la garganta.

Su corazón se impregnaba del mismo sabor amargo que le calaba en la piel, una tristeza que ardía como los cigarros que nunca terminaba.

Estaba a punto de encender uno cuando escuchó el llanto de su bebé en la habitación. Depositó el cigarro en la mesita y se acercó hasta la cuna que estaba junto a su cama.

Cargó a su bebé y lo arrulló, tarareando una canción para calmarlo.

Los enormes ojos de su niño llenaron ese vacío que tenía en el pecho.

Besó la frente del infante con delicadeza.

Él tenía que seguir con la mirada en alto por su niño, por su vida y por su matrimonio.

Aun cuando otra persona estaba entre ellos.





Hyunjin sonreía, pero había algo diferente en su sonrisa esta vez. Algo más suave, casi vulnerable, mientras observaba la forma en que Félix se sonrojaba tras decirle que su cicatriz era bonita.

—¿La extrañas? —preguntó de pronto, sin transición, como si hubiese estado reteniendo la pregunta durante demasiado tiempo.

Un escalofrío le recorrió la espalda. El tipo de escalofrío que no se provoca con frío, sino con recuerdos.

—No quiero responder eso —dijo Félix, esbozando una risa nerviosa, más parecida a un suspiro roto.

Hyunjin inclinó un poco la cabeza, sus ojos clavándose en los suyos.

—Lixi... ¿estás saliendo con alguien?

Félix apartó la mirada. El corazón le dio un pequeño vuelco, como si le hubieran descubierto un secreto antes de tiempo.

—¿Por qué lo preguntas? —respondió, devolviendo la pregunta como escudo.

—Porque no eres el mismo. Tienes un brillo nuevo en los ojos... uno que nunca vi cuando estabas conmigo. Ni siquiera cuando estabas con Changbin. —Hizo una pausa—. Pero ese brillo... a veces se apaga. Como si el amor te doliera.

TEACHER'S PET (CHANLIX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora