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Jeongin nunca había tenido ningún vicio en su vida, nunca hasta que conoció a su esposo: los besos y los abrazos, las sonrisas y las caricias; todo eso lo llenaba de un éxtasis especial.

Sonrió con tristeza mientras le daba otra calada a su cigarrillo entre sus dedos, y volvió a mirar la camisa de su esposo, que olía a un perfume diferente al que usaba, que tenía cabellos anaranjados en la parte de la espalda.

Sin contar que las salidas de su esposo eran más frecuentes, así como sus "horas extras" en la escuela donde el decía que daba tutorías y clases particulares a diferentes alumnos.

Apagó su cigarro y tomo la camisa, la abrazo y soltó un sollozo.

-¿Que está pasando? -murmurro- Siempre te di todo, deje a mi familia en Corea para quedarme aquí, contigo... ¿Dónde quedaron? -comenzo a alzar la voz- ¿Dónde quedaron tus caricias? ¿A quien se las has entregado? -las lágrimas salían de sus ojos mientras se aferraba a esa camisa, que olía a otra persona diferente, a alguien ajeno - ¿Dónde estás, mi amor? ¿Acaso estás en otros brazos, volverás y me dirás qué me amas mientras me haces el amor después de hacérselo a él?

Un grito quedó atorado en su garganta, se dejó caer de rodillas mientras sus lágrimas caían por sus ojos. Recordada todos los momentos hermosos que había tenido con su esposo, esos besos de madrugada o cuando se quedaba revisando exámenes hasta tarde y preparaba café para acompañarlo en sus noches de revisiones, los desayunos rápidos y las salidas al parque.

Todo eso se había ido acabando en las últimas semanas.

Solo quería que terminara, que pronto volvería todo a la normalidad y ese perfume se esfumaría y dejaría que aparecer en la ropa de su esposo.

Un llanto lo hizo volver a la realidad, se cambió la camisa rápido y bajo al primer piso para encontrar a su bebé llorando ante su ausencia. Lo levanto y comenzó a arrullarlo mientras le daba su chupete.

-No me iré, justo aquí estaré... Y aunque promesas vacías me logren quemar... Lo que más quiero es poderte cuidar... se que el mundo es injusto y no puedo enfrentar, aquel mal que te puede tocar

Jeongin termino de cantar para encontrarse con su pequeño Eric más tranquilo, sus grandes ojos lo miraban, una pequeña sonrisa se formó en el rostro de su niño.

Una risa salió de sus labios y beso con un gran amor la frente de su bebé.
El sonido de un auto aparcando al frente de su casa lo hizo caminar hacia la ventana encontrandose con el auto de su esposo, desde la ventana se dió cuenta que Chan estaba enojado.

Camino hacia la puerta principal cuando lo vio abrir la puerta del carro. La puerta se abrió, dejando ver a un Christopher cansado, su corazón se hizo pequeño al verlo así, suspiro y puso su mejor sonrisa.

-Bienvenido a casa, amor -Le dijo y la sonrisa que le dió su esposo le hizo olvidar todos los malos sentimientos que había tenido hacía un rato.

-Hola, amor -se acerco y beso a Jeongin mientras les daba un abrazo a los dos.

Y ahí estaban los tres de nuevo.

Al igual que ese perfume desconocido.







Félix aún recordaba el día en el que su madre le dijo que el hombre que le había criado no era su padre biológico, que su verdadero padre la había abandonado cuando supo del embarazo, cómo ella había tenido que ver por ellos mismos.

Cómo nadie le había tomado de su mano durante el parto, como su familia le había dado la espalda al haber sido una "ilusa" y confiar en un hombre tan fácil.

TEACHER'S PET (CHANLIX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora