Capitulo 8

636 20 0
                                    

Me temblaron las piernas, mis ojos no daban crédito a lo que estaban viendo. Abrí bien los párpados. Sí, era él. De hecho... Mire varias veces a Oliver y viceversa, eran idénticos. Dos gotas de agua. Aun que Oliver parecía más afeminado y delicado que Eugene, ambos se hacían justicia. 

¿Qué hace aquí? Retrocedí unos pasos, antes de que se me parar el corazón y comenzara a latir con intensidad. 

–Santo cielo... 

Negué para mis adentros. Joder, no era así como imaginaba nuestro reencuentro. Ha estado ignorándome por completo, robándome cada pensamiento y ahora que lo tengo delante soy incapaz de formular palabra. 

Les di la espalda sirviéndome otra copa, esta vez iba a necesitar algo más fuerte. El Ciroc con hielo bajo ardiente sobre mi garganta. Haciendo malabares con la boca encontré a Rebecca sentada en una silla junto a Paul, quien le limpiaba las "heridas" de la rodilla con agua oxigenda. 

–Por allí se asoma mi salvación –murmullé. Antes de llegar una mano asió mi codo. Fue un acto reflejo girarme para ver quién osaba tomarse esas confianzas. 

–Déjame presentarte a Clear, hermano –Oliver le dio un codazo a Eugene a la vez que susurró– Te dije que te iba a gustar. 

La cara de pocos amigos se posó en mí unos segundos antes de que hablara. No había pasado tanto tiempo de nuestra ruptura y estaba claro que seguía molesto. 

–¡Pero qué ven mis ojos! –exclamó fraudulentamente. 

Que bien se te sigue dando mentir, pensé. 

–¿Os conocíais? 

–En absoluto –adelanté estrechándole la mano.– Un placer señor...

–Eugene. 

–Ya, –le enfilé con la mirada.– Si me disculpan. 

Cualquier lugar sería más seguro que estar al lado de él. Mi cuerpo aun reaccionaba a su voz, parecía que el tiempo jamás hubiera existido entre nosotros. Pero, joder ¡Maldita sea! Hermanos... Debí suponerlo. Cómo fui tan ingenua. Pero Eugene nunca mencionó ningún hermano llamado Oliver, además gemelo. 

–Clear, tenemos que hablar –sus palabras salieron disparadas como balas atravesando mis entrañas– Tenemos que... 

Oliver le arrastró hacia un grupo de hombres, que al parecer, tenían una cercana relación. 

Para cuando desvié la mirada, Paul y Rebeca desaparecieron como por arte de magia. Al final la mosquita muerta se las había arreglado para cazar ella sola, supongo. 

Sentada en las faldas de una mesa vacía la fiesta lucía impresionante. De repente sentí el rechazo social que de normal me acompañaba cuando Eugene me invitaba a esta clase de eventos. Jamás encajaría en sitios como estos. Lo mio era más de un antro escondido en medio del barrio, bebiendo cerveza y bailando. 

Traté de llamar a Héctor, tenía que saber la locura que acababa de presenciar. No se lo creería. 

–¿Aburrida? 

–He tenido dias peores –confesé al extraño que se sentó junto a mí. 

–Nadie dijo que las fiestas fueran divertidas. En especial cuando todas las personas están compradas como la gran mayoría. 

–¿A qué te refieres con compradas?

–Ya sabes, alto standing, influencers, diseñadores, millonarios por doquier... 

Sí, esta gente olía a dinero pero eso no significaba que estuvieran comprados. 

–¿Y tú? ¿También estas comprado? 

Le miré a la cara por primera vez, levantando la mirada del ciroc con hielo. 

–Yo, cielo, tan solo soy un viejo amigo... No sé si me recuerdes. 

Entrecerré los ojos tratando de hacer memoria. Nada. No caigo. Tez canela, ojos azules, cabello negro, ropa cara, reloj de oro. Ninguna de sus características encajan, y créeme, reconozco un hombre asi cuando lo veo. 

–No te preocupes –prosiguió– Es mejor que no sepas quien soy. 

–¿Porqué? 

–Pues... porque sé cosas que no debería saber y de quién no debería saber. Además, ese día estabas pasadísima de alcohol, es normal que no me recuerdes. 

–¿Qué día? 

–Olvídalo. 

–No. Quiero saber qué día. 

Porque si ese día coincidía con esa fatídica noche que me lié con... 

–¡No puede ser! –ahogué un grito. 

–Creo recordar que nos quedamos a medias ¿no es así? corrígeme si me equivoco. Ay, Clear. Me borraste del mapa por ese de ahí –señaló a Eugene.

–Mejor dicho, engañé a ese de ahí contigo. 

Y no le va a molar nada vernos juntos...

Atada A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora