Al día siguiente, los rayos del sol que atravesaban la ventana de la habitación me despertaron. Molesta, quise girarme para seguir durmiendo. Creo que me va a explotar la cabeza... Tenía resaca y no me extrañaba, con lo mucho que había bebido la noche anterior. Cuando intenté girarme, un pequeño peso en la barriga me lo impidió. Al mirar, descubrí a Paimon, sentada sobre mi estómago y con una cara de enfado con la que nunca la había visto.
- ¿Me puedes explicar a dónde narices fuisteis ayer hasta más de las 3 de la madrugada, Amelia? -. Me lo dijo con tal indignación con la que te la diría una madre - Apestas a alcohol. Dime, por favor, que no hiciste ninguna tontería ayer. -.
Cuando dijo aquella frase, empezaron a venir recuerdos borrosos a mi mente. Me quedé en silencio, mientras recordaba, ante la mirada atónita de ella, que me miraba como si fuese un bicho raro.
En ese momento se me abrieron los ojos. No puede ser. Miré hacia la cama de Zhongli. No está aquí. Recordé la vuelta a la habitación junto a Zhongli, lo borracha que iba, cómo me cogió en brazos y, lo peor de todo, el contrato que hicimos. Mierda, mierda. Mire a Paimon, con temor.
- ¿¡Dónde está Zhongli!? -. Paimon estaba aún enfadada, pero al ver mi reacción, su cara cambió a un gesto de preocupación
- Amelia... ¿estás bien? -. Me pregunto mi amiga.
- Paimon, ayer la fastidié muchísimo. Bebí mucho y le dije a Zhongli una estupidez. ¡No sé qué hacer! -. Mi respiración empezó a acelerarse, sintiendo una sensación de ansiedad en el pecho y una angustia muy grande. Paimon se acercó a mí y me puso una mano en el hombro.
- Zhongli esta mañana se fue muy temprano. Intenté hablarle, pero...se le veía más perdido en sus pensamientos de lo habitual. No me dijo mucho. Solo que iba a pasear por la ciudad. Desde entonces, no ha vuelto. -. Se encogió de hombros - ¿Qué fue lo que pasó ayer? -.
Ante la pregunta de la pequeña, empecé a contarle todo lo sucedido aquella noche. Nuestra cena, la reunión con Venti, las copas de más y lo más importante, la vuelta a casa.
- Cuando ya estábamos en la puerta aceptó ese estúpido contrato y yo le di un beso en la mejilla y me hice la dormida como una idiota -. Hablaba muy precipitadamente, a pesar de mi resaca y mi dolor de cabeza, por la ansiedad que estaba sintiendo. Ella se rascó la nuca, incómoda, sin saber que decirme.
- Amelia, de verdad...no puedo dejarte sola. - Suspiró - Tienes que hablar con Zhongli... -. Me aconsejó, intentando mantener la postura calmada que yo no estaba teniendo - Si le ves actuar raro contigo, intenta sacar el tema de una manera poco violenta, tal vez él ni siquiera lo recuerde, él también estaba borracho, ¿no? -. Me dijo, como intentando quitarle hierro al asunto.
- Hablamos de Zhongli, Paimon. Siempre se acuerda de todo... - Suspiré amargamente - Mira, por hoy me voy a quedar en la cama, tengo una resaca horrible - Paimon suspiró y se levantó de la cama
- Como quieras. Yo me voy con Amber. Pero te cogeré mora -. Me advirtió y yo asentí. El mora era algo que no me importaba en ese momento.
Cuando Paimon iba a salir por la puerta, de repente se abrió, dándole un golpe a Paimon y haciendo que volara hasta la cama de nuevo.
- ¡¡OYE, ESTÚPIDO!! ¡¡MÁS CUIDADO!! -. Pensaba que sería Zhongli, pero tuve una fuerte desilusión al encontrarme con Kaeya en la puerta.
- Uy, lo siento -. Rió el peliazul. En el fondo, no lo sentía. Sonrió al vernos - Me han dicho que estábais aquí y me preguntaba si me ayudaríais con un tema del Gremio... -. Se rascó la nuca.
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El contrato que finaliza todos los contratos
FanfictionUn pequeño intento de novela que relata la historia de cómo un viaje de Amelia (así denominamos a la traveller de esta novela) y Zhongli, el Arconte Geo, hacia la ciudad de Mondstadt puede cambiar el rumbo de sus vidas tras un contrato entre estos...