Capítulo 13

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(Nota de la autora: ADVERTENCIA. En este capítulo hay una escena algo subida de tono, si eres menor de edad y lees este capítulo, queda bajo tu responsabilidad. Os dejo con el capítulo 13, espero que os guste.) 

Mientras nos adentrábamos en el lugar, saqué el mapa de mi alforja para crear en mi cabeza la posible ruta trazada por el hombre al que buscábamos. La idea de este aventurero era llegar a la cima de la montaña, por lo que llegaba un punto en el que solo existían unos caminos muy concretos a tomar para poder llegar hasta allí.

Con la ayuda de nuestras visiones, fuimos buscando pistas de nuestro aventurero perdido y siguiendo su rastro. Cada 10 minutos más o menos debíamos parar y empezar a buscar una fuente de calor, porque de no ser por ello, me hubiese congelado a los 20 minutos de estar en Espinadragón, a pesar de ir bien abrigados y mantenernos en constante movimiento. Zhongli parecía encontrarse bastante mejor que yo, al fin y al cabo, él ya me advirtió de que su cuerpo no era igual al de los humanos. Me hacía sentir un poco mal, porque sentía que le hacía ir más lentamente, pero era eso o la hipotermia.

Al cabo de algo menos de una hora, encontramos rastros de pelea contra unos Hilichurs. Al parecer el aventurero al que buscábamos había vencido a estos monstruos en su camino, había aún algunas manchas de sangre que marcaban la dirección en la que el hombre había ido. Continuamos la marcha con paso ligero. Está empezando a anochecer, si no encontramos pronto uno de los campamentos de este hombre, tendremos que improvisar uno dentro de alguna cueva rápido...

Las noches de Espinadragón eran totalmente heladas. Nunca había tenido tal sensación de frío como la primera vez que tuve que pasar una noche en esta montaña. 5 minutos a la intemperie durante la noche en esta montaña, podrían acabar con cualquiera fácilmente. Para ser sincera, no sabía si encontraríamos con vida a este pobre hombre al que buscábamos, pero debíamos intentarlo.

Pensé que nuestro camino sería tranquilo, ya que simplemente debíamos seguir los pasos que ya había dado alguien anteriormente. Sin embargo, mientras caminábamos en dirección a la cima, un rugido aterrador me dejó por unos segundos paralizada. Cuando miré hacia atrás, pude ver a Zhongli interponiéndose entre un Lawachurl de hielo y yo.

Los Lawachurls eran criaturas enormes similares a un golem, podían ser de piedra o, en el caso de los de Espinadragón, de hielo. Precisamente este se encontraba ahora lanzando por los aires a mi compañero de viaje, ya que este había evitado que me golpease a mí de forma probablemente mortal teniendo en cuenta que todavía no me encontraba en plenas facultades.

Zhongli cayó sobre la nieve, al lado de un acantilado. El monstruo le acorraló contra el precipicio. Grité para llamar la atención del bicho, con la esperanza de que dejase a mi compañero en paz, pero al verse amenazado, el Lawachurl estalló en cólera, creando una onda expansiva a su alrededor que empujó también a Zhongli. En ese momento, mi cuerpo actuó solo. Corrí hacia el Dios y el que lo atacaba, como por desesperación, los elementos Geo y Anemo que había en mí reaccionaron solos, atacando al monstruo mientras seguía avanzando hacia Zhongli, que se estaba cayendo. Agarré su mano y ambos caímos por el acantilado. No podía con el peso de ambos. Estiré mi brazo, intentando agarrar cualquier cosa, pero la nieve me resbalaba y solo conseguí hacerme rasguños y herirme. Mierda, joder. Nos vamos a matar... Durante los pocos segundos de caída pensé aquello.

La caída duró menos de lo esperado. Esto hubiese sido bueno de no ser porque habíamos caído en un río helado. Por un momento sentí que el corazón me dejaba de latir. Al entrar en contacto con el agua de aquel río, sentí punzadas por todo mi cuerpo y se me cortó la respiración. Vi a Zhongli mirarme con temor. Él se levantó y me agarró con cierta violencia, diría que por la desesperación que sentía el hombre en esos momentos.

El contrato que finaliza todos los contratosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora