1 |La tragedia de Walburga Black

9K 569 45
                                    

Rodeada de frías y oscuras paredes, Walburga veía con desinterés la casa que alguna vez fue testigo de los mejores años de su vida. Su expresión en blanco que habitualmente lleva, mientras recordaba las risas de sus hijos al corretear de niños y a su esposo reñirlos desde lo lejos sin ninguna verdadera intención de castigo en su voz, causando que el dolor se impregnar a en sus facciones de manera fugaz para dejar de nuevo que su expresión volviera a ser nada.

Hacia mucho que dejo de interesarle todo. Ya no tenía nada a lo que aferrarse en esa vida. Estaba completamente sola y ni sus ideales puristas la acompañaban como fielmente lo hicieron durante toda su vida. Había perdido a su hijo mayor por sus creencias e ideales, trato de inculcarle, como lo hicieron sus padres en su momento a ella, a su pequeño hijo pero nunca imagino que este tendría mucho más amor propio de lo que ella aparentaba tenerlo. Celosa lo aterrorizo hasta hartarlo, lo abandonó y solo su orgullo le impidió volver a contactarlo. Luego fue su segundo hijo, su pequeño rayo de luz, al ver el maltrato que sufría su hermano prefirió callar y seguirla tratando de ser el hijo perfecto solo para ella pero nunca imaginó que eso mismo lo mataría. Después fue su esposo, su fraternidad y amistad habían dejado mella en ella en sus ultimo meses de vida disfrutando de su compañía como nunca antes lo hizo pero el dulce momento fue tan corto pero impactante que le robó el aliento junto a su alma al descubrir a su esposo muerto en sus brazos.

Poco después trató de seguir como si nada pero a nada se sentía igual, poco a poco sus ganas de vivir se marchitaban junto a su belleza y el brillo malicioso y seductor de sus ojos. Era un cuerpo hueco sin un alma, un simple cascaron vacío. Ahora solo era la sombra de lo que alguna vez fue Walburga Black. Era un contraste desalentador de lo que alguna vez fue. En la soledad del que era su hogar no dejaba de recordar lo que perdió.

Se sentía miserable y desdichada, una pequeña parte de ella aún sentía que este tipo de vivencia no se lo merecía alguien como ella. Todo ocurrió en un solo instante. Quería sentir dolor y llorar por las pérdidas pero también sentía que no lo merecía. Era un maldito dolor que pesaba en su su alma y corazón, el constante recordatorio de su trágica existencia.

- Madre - dijo una pequeña vocecita a su lado - ¿Estas orgullosa de mí?
- Que...
-¿Lo estás?

Era un niño pequeño, aparentaba unos seis años de edad estaba frente a ella con una sonrisa juguetona casi risueña. Vestía una camisa negra con el primer botón sin abrochar, un pantalón negro de sastre y zapatos negros de cuero. Su piel era blanca pero aún poseía la grasita de bebé que teñía sus mejillas rechonchas de rosa pálido, sus delgados labios eran rosados y suaves, su cabello negro largo desordenado con los rizos definidos dándole un aire de inocencia y sus impresionantes ojos grises tormentosos. El pequeño niño era Sirius, de cuando aún disfrutaba de reír y correr hacia ella llamándola por apodos cariñosos para llamar su atención.

Dijo su nombre en un jadeo involuntario y el niño le sonrió. Negó con la cabeza y cerró los ojos con fuerza tratando de desvanecer la ilusión sobre su primogénito.

- ¿Mamá? - pero la voz siguió llamándola - mírame por favor, hice lo que querías. ¿Qué más quieres que haga?
-No, Sirius...
-¿No? Pero tu me dijiste, tu me lo prometiste. - la pequeña vocecita se volvía cada vez más grave y honda para la de un niño normal - Mírame madre, mira en lo que me convertiste.

Aún se negó a mirarlo de nuevo. No quería recordar más, sentía que se sumergía en la desesperación. Unos delgados y frío dedos agarraron su mentón con delicadeza y ternura que le helaron la sangre.

- Acéptame, madre.

Walburga aun se negaba a abrir los ojos y sacudió con más fuerza su cabeza. El mismo tono que le imploraba por su cercanía, por ella. El mismo tono anhelante que uso cuando lo vio por última vez antes de quemarlo del tapiz familiar. Sentía que sus fuerzas se iban.

Everything is BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora