5| El tiempo pasa volando cuando uno se divierte

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Con ambos brazos apoyados en el barandal de la azotea, con solo una pantalón de seda viendo el amanecer con el rostro sereno, sin mostrar la gran batalla interna que se había creado en su cabeza por dejarse llevar por sus deseos, asaltar a su esposa dormida, o por la razón y sus valores como un caballero, sabiendo lo cansada que estaba su esposa quién se merecía más que nadie un descanso de sus obligaciones como Lady, como madre y el respeto que merecía por ser una dama.

El aire frío de la mañana no parecía afectarle en lo más mínimo. Volteo el rostro para observar a su esposa dormir tranquila en su cama. Su cabello azabache desordenado, su cuerpo apenas cubierto por una sábana blanca hacían que sus curvas se acentuaran.

Los primeros rayos del sol no hacían más que volver aún más apetecible la piel desnuda creando una necesidad casi animal de marcar la tersa piel impoluta de su esposa.

Con fuerza se agarró del barandal para detenerse y no despertar a su esposa pero se permitió beber con necesidad la imagen que le regalaba su hermosa compañera. No podía faltar a la confianza que le tenía, habían avanzado en su relación, convirtiendo su convivencia en un refugio de las mentiras e hipocresías de la sociedad.

Se obligaba a repetir que aún no era momento, tenían años para dar rienda suelta a sus deseos carnales, primero debían hacer las paces con su pasado. Había mucho de que conversar, ese temor irracional y esa fiera sobreprotección camufladas en acciones cariñosas y prolongadas miradas de adoración hacia sus hijos. Algo la tenía fastidiada pero se negaba a confiar y consolarse en él.

Después de lograr que confiara en él y ser en quien pueda apoyarse y resguardarse de la desalmada sociedad mágica que esperaba cualquier equivocación por nuestra parte para hundirnos y condenarnos para siempre a toda la familia. Recién ahí podría pensar en empezar una verdadera relación con su esposa, dar por sentado su unión no era lo ideal. No solo por el contrato de esponsales y las promesas dichas ante el consejo de ancianos al celebrar nuestro matrimo.

En silencio camino hacia la cama y con cuidado se acomodó al lado de Walburga, tratando de no despertarla rodeo su pequeño cuerpo. Miro detalladamente el rostro sereno de Walburga, maravillado grabó en su mente la imagen angelical de la ingeniosa mujer que descansaba entre sus brazos.

Pronto Orion, pronto —  se prometió y repitió mentalmente.

En un momento de debilidad se permitió besar su frente y respirar profundamente la suave y dulce fragancia de su esposa para por fin descansar junto a ella.

Quién, aún dormida, se acurrucó entre sus brazos al sentir su calor y aroma característico que lograban hacerla sentir segura y en paz.

Que la hacía sentir como en casa.

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Los días viviendo en su nueva residencia eran muy distintas a su hogar. En aquella conocida rustica casa, las mañanas eran tranquilas y armoniosas.

El tiempo era compartido por los cuatro entre risas y conversaciones amenas. Era la viva imagen de un perfecta familia amorosa.

No solo ellos cambiaron, los elfos domésticos parecían más calmados y alegres al realizar sus labores.

El cambio radical en el comportamiento de sus amos fue bien recibido. Ellos eran leales a la familia Black sin importar nada más, después de todo fueron elegidos de entre tantos para servir únicamente hasta su muerte a los miembros de la familia Black y dejar a su descendencia ser desde el nacimiento siervos de la casa Black.

No había mayor honor para un elfo nacer perteneciendo a una familia, que sus hijos sean siervos de la familia que los compró y morir perteneciendo a la misma familia, significaba que su trabajo como elfos domésticos era excelente.

Ver la sonrisa y palabras de felicitaciones de su ama por su excelente trabajo era la mayor recompensa.

Aunque para Kreacher, el joven elfo personal de la señora de la familia por ser muy eficiente en su trabajo, sabía que su ama era alguien amable en su interior a pesar de su rostro serio e intimidante, pero verla expresar sus sentimientos con libertad, sentirla más tranquila y alegre con su familia hacía que Kreacher se esmerara en seguirla y complacerla.

Y no solo su ama. 

El amor Orion era un amo distante, frío y autoritario con todos por igual excepto con la ama Walburga. En sus ojos se notaba cierta impotencia y su magia olia a tristeza. Nunca miraba a otro mago más de una vez pero siempre seguía en silencio a la ama con la mirada. Su magia siempre danzaba alrededor de su ama triste sin poder tocarla, temerosa de ser notada. Pero cuando la ama cambió, el amo cambió con ella también. Su mirada era más alegre y no solo su mirada perseguía a su ama, él mismo la buscaba. Su magia bailaba y vibraba alegre al sentir a la magia de su ama buscarlo, aunque había ocasiones que se sentía cierto temor de ambos.

En aquellas ocasiones los dos amitos eran como un balsamo y un potenciador para sus dos amos. Las risas cantarinas y los quejidos para llamar la atención de sus padres. 

Esos dos pequeños bebés magos eran la salvación de la noble y ancestral casa Black. El destino de la majestuosa familia Black sería incierto pero maravilloso y Kreacher sería el mejor elfo doméstico para ellos, los cuidaría con su propia vida si eso fuera necesario para que la ama sea feliz y que el mundo mágico sea testigo de la verdadera majestuosidad de la noble y ancestral casa Black.

Pero primero debía de terminar con los preparativos de la presentación del heredero Black. Todo debía salir a la perfección, sus amitos no podías tener nada menos que una celebración perfecta. También terminar el arreglo que le había mandado a hacer su ama como sorpresa para su amo para anunciar la llegada del nuevo amito. 

El como el elfo personal de su ama, la Lady de la casa Black, debía realizar este pedido a como de lugar.

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Druella, era una bruja de apariencia hermosa y delicada. El aire angelical y dócil que emitía atraía a varios magos, lo cuál fue favorecedor para ella pero no fue lo suficientemente útil para llegar a ser Lady de alguna casa prominente. 

Su sueño siempre había sido ser alguien rica y poderosa como ninguna otra bruja que hubiera existido en este mundo. Convertirse en la flor real de la sociedad mágica. Pero ninguno de sus sueños se cumplió.

Sus pretendientes no fueron los deseados y sus padres tampoco estuvieron lo suficientemente interesados en promover su imagen ante las Ladys y Lords de prominentes familias mágicas sangre pura. 

Los Rosier eran una familia privilegiada pero no tenían el mismo impacto que otras familias como Los Black, Malfoy, Carrow, Crouch, Lestrange o hasta los Longbottom o Abbott pero ninguno de ellos se contactó con sus padres para pedir su mano en matrimonio y convertirla en una Lady. 

Se prometió que así tuviera que pasar sobre todo el mundo mágico ella encontraría el camino que lograría convertir en realidad su más ferviente deseo.

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¿Alguien ya se vacunó? Por favor diganme como sobrevivir a esto. 7_7

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