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¿QUE HACES AQUÍ?

Era ya viernes por la tarde y yo estaba trabajando mi turno en la cafetería, había empezado a trabajar ayer y la verdad que la cosa no se estaba dando muy mal. La semana se había pasado rápido y ya nos habían mandado algún que otro trabajo para exponer la semana que viene en clase, uno de ellos era en grupos por lo que nos habíamos puesto Zac, Hanna, Kendall y yo.

Harry me llamó el miércoles para pedirme perdón por lo sucedido y desde ese día no hemos hablado mucho más ya que él está liado con sus clases de la universidad y yo igual

-Dos batidos de fresa y nata - me dijo Zac volviéndose a ir a atender a otra mesa ya que la cafetería estaba hasta arriba de gente. Se notaba que era el viernes del inicio de las clases y que hacía buen tiempo porque la terraza también estaba hasta arriba. En la terraza estaba atendiendo Ariadna, dentro del local Zac y yo estaba haciendo los pedidos dentro de la barra y pasándoles las notas de la comida a la señora Moon, la cocinera que también era la madre de Zac y Kendall.

Preparé lo batidos y miré la hora, eran ya las siete de la tarde y la cafetería cerraba a la ocho, faltaba todavía una hora para cerrar. Resoplé y termine los dos batidos de vainilla poniéndoles su ración de nata correspondiente y se los dejé a Zac encima de la barra para que los llevara hacia la mesa donde los habían pedido. Ariadna pasó entonces con cara avergonzada y se acercó a la barra a darme la nota de lo que habían pedido.

- ¿Pasa algo? - le pregunté. Con Ariadna había hablado un par de veces ayer y no más, pero lo poco que charlé con ella me cayó muy bien. No le había comentado nada de lo que paso el sábado anterior, no os alarméis. En ese momento se abrieron las puertas de la cafetería dejando ver al grupo de amigos de mi hermano y a él incluido. Menudos tíos buenos, cualquiera diría que vivo con dos de ellos y uno es mi hermano y el otro... bueno el otro no es ni mi amigo.

- Eso pasa - señaló discretamente a los cinco chicos que se acercaban a nosotras poco a poco.

- Déjamelos a mi, yo los atiendo - ella asintió y se metió detrás de la barra para preparar el pedido que me había traído a mi hace un minuto. Yo me acerqué a los chicos antes de que se pudieran acercar más a la barra. Al verme James intentó ocultar una carcajada, por desgracia mi hermano empezó a reírse y sabía que era por el maldito y feo delantal.

- No hay mesas dentro os tenéis que poner fuera - les dije cabreada - seguirme - los chicos me hicieron caso mientras que los chicos se iban burlando de el delantal y Andrew simplemente no podía dejar de reír. Los miré con una mirada asesina y les coloqué una mesa con cinco sillas para que se sentaran y se callaran ya, pero que ilusa, esos chicos no se iban a callar ni ahogándolos. - ¿Qué vais a querer? - saqué la libreta para apuntar lo que querían.

- Un delantal como ese seguro que no - dijo James sin poder seguir aguantando la risa y los chicos empezaron a reírse también.

- Os odio, en que momento tuve que ser hermana de este engendro para que me presentara a los monstruos de sus amigos - ellos seguían riendo aun que yo estaba seria - ¿Qué vais a querer imbéciles?- terminaron de reírse o bueno, por lo menos lo intentaron y cada uno me pidió lo que iba a querer. Entré casi corriendo a la barra para ayudar a hacer los batidos a Ariadna que estaba desbordada de pedidos y en cuanto tuve lo de los chicos salía llevárselos.

Mientras que les dejaba los batidos en la mesa pude ver por el rabillo del ojo como James me miraba disimuladamente el culo. Pervertido.

- ¿Mañana trabajas? - Me pregunto Niall.

- No, mañana le toca el turno a Ariadna. ¿Por que?

- Hay fiesta en tu apartamento - yo miré a Andrew para obtener una respuesta pero de su parte no llego nada.

Hateful boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora