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LA CASA DEL CAMPO

Habían pasado ya dos semanas desde lo sucedido con Harry y el morado que se me había formado en el pómulo derecho ya había desaparecido. Estás semanas he estado desaparecida completamente, evitaba juntarme con gente y no salía para nada de mi habitación, excepto para ir a trabajar y a la universidad. Era llegar a casa y encerrarme a estudiar y a hacer trabajos para evitar pensar y ponerme peor de lo que ya estaba.

Hanna y Andrew habían venido en varias ocasiones a mi cuarto a intentar sacarme o simplemente a entablar conversación conmigo pero siempre los acababa echando de mi habitación. Kendall y Zac también habían intentado hablar conmigo un par de veces pero los había echado también o no les llegaba a contestar con palabras coherentes.

James. A James lo evitaba todo el rato era verlo en casa y salir en dirección para otro lado, él ni si quiera intentó ir a mi habitación y la verdad que se lo agradecía porque si no quería ver a nadie, a él aún menos. Necesitaba sacarlo de mi cabeza al igual que a Harry.

No me preguntéis por Harry porque ni si quiera había cogido el móvil para mirarlo. Cuando tenía alguna llamada de mis padres siempre las cogía o por el móvil de Andrew o por el de Hanna.

En resumen estas dos semanas habían sido una mierda.

Hoy era sábado y me encontraba en mi habitación leyendo un libro, esta también era una forma de evadirme de la realidad. Era por la tarde y las tres personitas que habitaban esta casa junto a mi estaban durmiendo la mona ya que anoche salieron de fiesta, a la cual me invitaron y no quise ir. Tenía hambre ya que no había salido a la hora de comer para evitar cruzarme con cualquier persona, pero sobre todo para no cruzarme a James.

Me levanté de la cama y me puse una chaqueta, estábamos a mitad de octubre y ya hacia frío. Salí de la habitación mirando por el pasillo antes de salir para asegurarme de que no había nadie rondando. Por suerte no había nadie así que bajé con cuidado las escaleras y mirando por si había alguien abajo, ni rastro de nadie.

Cualquiera que me viera pensaría que soy un ladrón y más con las pintas que llevo con la chaqueta y las mallas negras, y encima llevo un moño alto y desordenado en la cabeza.

Pase con cuidado a la cocina evitando algún ruido posible para no despertar a nadie y empecé a prepararme una hamburguesa.

- Por fin la princesa sale de su torre - me sobresalté al escuchar su voz pero ni si quiera le conteste y seguí a mi rollo haciéndome la hamburguesa. Al ver que no le contestaba no insistió más, sabía que estas semanas no había estado de humor y que el horno no estaba para bollos. Pero en lugar de irse abrió el frigo y cogió una pizza, la cual metió al horno.

- ¿Qué haces? - le pregunté, se supone que él había comido ya ¿iba a comer otra vez?

- ¿Ahora me hablas? Vaya por donde, pensaba que se te había olvidado.

- Eres un imbécil - cogí mi hamburguesa de la sartén y la puse encima del pan. Me dirigí hacia al frigorífico para coger el queso y la lechuga, tomate no quedaba. Podía sentir la mirada de James encima de mi y eso me estaba poniendo nerviosa. - Deja de mirarme.

- No.

- A veces te odio, agg - Me estresaba que se comportara así conmigo. No le había hecho nada, al revés estaba pasando de él como quería ¿no?

- Prepárate, a las cinco te recojo. - Me dijo y se largó de la cocina dejando la pizza en el horno. ¿Cómo que me preparase?

- ¡James no pienso salir y menos contigo! - le grité para que me escuchara.

Hateful boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora