praderas y zorros naranjas

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YoonGi no habló. JiMin no se molesto por ello. No sabía si siquiera el muchacho le entendía pero así parecía.

Cada que trataba de llamar su atención diciendole tú, el chico volteaba a mirarlo esperando a que acompletara su oración. Ver que instrucción le daba, que quería comunicarle con esa sonrisa.

Le entendía, estaba casí seguro de ello luego de hablarle con más palabras, pero no estaba seguro de cuanto entendería. ¿Por qué no hablaba? Era un misterio.

No fue si no hasta que YoonGi o como le llamaba JiMin "pecas"  lo llevó con el hasta una pradera, su favorita a decir verdad. Lo tomó de la mano con delicadeza y aunque el chico no entendió en un principio y de hecho soltaba la mano de JiMin cuando este amagaba jalarle para empezar su caminata, al final y con mucha paciencia logró que pecas avanzara con él.

Era todo algo complicado.

Cuando al fin llegaron, JiMin solto a YoonGi, quien miró con asombró la pradera verde, muy verde, con ese pasto largo y las pequeñas flores amarillas que tenía. El cielo azul y sus esponjosas nubes blancas. Los satélites del planeta tan cerca que aún de día se hacían notar.

YoonGi no se movió ni un poco aunque JiMin lo hiciera cada vez más. Estaba temeroso.

JiMin volteó y lo miró, tenso, con sus hombros y brazos apretados a sus lados, sus labios siendo mordidos.

Caminó hasta él, le dio una mirada tranquilizadora y se sentó a su lado, le invito a hacer lo mismo. Aún temeroso le tomó unos minutos cometer las mismas acciones que su acompañante. Y ya ambos sentados miraron la pradera silenciosa, con el viento soplando, moviendo las hojas, creando ese caracteriztico sonido suyo.

El Sol era cálido, y el viento refrescante. YoonGi estaba cabezeando, a punto de caer dormido, inclinado un poco donde JiMin.

Pero el sueño casí se esfumó cuando a la vista de ambos unas orejitas puntiagudas, peludas y naranjas hicieron acto de presencia.

El hocico alargado con esa nariz negra, esos ojos negros los miraron por un tiempo.

YoonGi tallo sus ojos para quitar el sueño y poder ver mejor a aquel curioso animalito. 

JiMin observo en silencio como el chico a su lado ponía sus manos sobre el pasto y se acercaba lentamente al peludo animal anaranjado. Mientras el contrario ladeaba la cabeza de un lado a otro, mirando fijamente a quien pretendía hacercarsele, analizando el peligro que este podría suponer.

YoonGi paró cuando la distancia era menor que antes. Observaba las puntiagudas orejas, lo peludo que era, ese hocico largo y con nariz negra y bigotes. El naranja, el blanco en su pecho y patas. Lo más raro y curioso, las dos colas que poseía, ambas esponjadas. El pequeño pelinegro no había visto un ser como ese en sus años de vida hasta ahora.

El animalito no parecía peligroso o amenazante pero el chico sabía que como todos, podría serlo. La experiencia se lo había demostrado.
Y no eran los recuerdos más divertidos que tuviera.

JiMin admiraba como ambos, tanto como el chico y el zorro se observaban detenidamente, se analizaban, alejados pero no tanto. Y contuvo la respiración, casí avalanzandose sobre YoonGi o apunto de, cuando el animal anaranjado se acerco demasiado a YoonGi, creyendo que iba a atacarlo.

Pero eso no pasó. En cambió el animal de dos colas esponjosas olisqueo al pecoso.

Rodeó y olisqueo entero al chico de hebras negras, mientras este miraba atento como le olía, podía escuchar como lo olisqueaba. Era un sonido gracioso.

Prónto el zorro posó sus patas en la espalda de YoonGi, para alcanzar a oler el cabello del susodicho, su cuello igual y detras de las orejas. Le hizo cosquillas, con su nariz mojada y fría. No pudo reprimir una pequeña risa.

Cuando el animal paró su cometido, se sentó frente a frente con el pecoso chico. Y lento pero seguro, YoonGi acarició la cabeza del zorro.

sweet dreams petite  étoile | js¬ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora