no tengas miedo estrellita

8 1 1
                                    


Toda una semana había pasado y el muchacho que JiMin llevó y resguardo en su nave, seguía sin dar señales de querer despertar.

A veces en las noches, pequeñas gotas saladas salían de sus ojos cerrados, mojando sus pestañas y mejillas dejando un recorrido de agua salada.

Limpiaba su carita con un paño humedo cada día, mientras en las noches lo observaba por unos minutos para ver si abriría sus pequeños y rasgados ojos. Deseaba que el joven chico lo hiciera por al menos unos segundos.

El resto del día después de levantarse y checar que el chico siguiese respirando, salía de su nave y no regresaba si no hasta el atardecer.

Se decepcionaba cada vez al volver y ver que el muchacho de cabellos oscuros seguía en la misma posición de siempre.

Un día en que JiMin decidió no salir, se hacerco tanto que su nariz casí toco la mejilla contraria. Podía escuchar la lenta y apaciguada respiración del durmiente. Vió los pequeños puntitos café claro en el rostro del pelinegro, parecían salpicaduras, gotas muy pequeñas que cuando tocaron la tersa piel del durmiente, decidieron nunca borrarse y mejor formar parte de él. 

Le entraron enormes ganas de contar todas aquellas salpicaduras que se extendían hasta su cuello. Pero tan pronto como empezó a contarlas se perdió en el número quince, luego en el número veinte, en el cinco, ocho, doce, sentía que contaba el mismo puntito café como dos o tres veces. Terminó rindiendose.

JiMin empezó a llevar un conteo de días que marcaba en las paredes con la mezcla de agua y tierra. Llevaba en total al rededor de noventa días desde que el chico se estrelló. Aún esperaba ansioso que el desconocido pudiese abrir los ojos. Deseaba saber de donde provenía, por que jamás, ni una vez, en ningun relato de los que contaba su madre, escucho hablar de una estrella como él. Lo que lo desconcertaba y la curiosidad solo aumentaba.

Estaba por atardecer y JiMin aún no regresaba, para entonces como siempre, el ya estaría ahí, llegando con una gran carga de agua limpia que tomar. Cambiaría sus prendas sucias por otras. Iría a trepar un árbol cercano para ver el oscuro cielo. Pero el no estaba aún.

Lo que evitó para su desgracia no poder ver como el joven chico abría los ojos, y fruncia el ceño con sus ojos aguados tras recordar todo.

No lo vió sentarse, levantarse o tambalearse por la falta de movimiento que tuvo durante unos meses.

YoonGi soltó lagrimas empapando sus mejillas, mojando su cuello y sorviendo por la nariz. Sus piernas le temblaban y sintió frío. Abrazó su propio cuerpo mientras todo el temblaba y veía confundido un lugar que no conocía.

Al salir de la nave supo que ese no era su hogar, los árboles eran indudablemente más gigantes. El sonido del lugar era diferente, no escuchaba el canto del ave que siempre escucho.

Cayó a la tierra, raspando sus rodillas. Temblando de cuerpo entero mientras sus ojos parecían cascadas.

JiMin paró en seco al ver la figura del pelinegro tan conocido para él, estar contra el suelo y escuchando sus sollozos.

Se acerco hasta a el chico y lo abrazo con cuidado. El dolido chico se dejó hacer demasiado inmerso en su propio dolor.

No temas estrellita susurró JiMin tratando de aminorar su llanto.

sweet dreams petite  étoile | js¬ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora