conejo de las lunas

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¿Esta helada no? — el pequeño YoonGi asintió pegandose y agarrando fuertemente las ropas del hombre castaño.

— Tranquilo YoonGi, no te pasara nada si te sueltas un poco de mi, te lo juró.— YoonGi pasó saliva mientras soltaba poco a poco su fuerte agarre en el castaño alto.

YoonGi lo miró con su cabeza totalmemte alzada, el agua brillante golpeo hasta por las rodillas salpicando y mojando las ropas de ambos. El pequeño niño dió un brinco del susto, el hombre castaño soltó una pequeña carcajada por las reacciones del chiquillo.

—No te preocupes YoonGi, yo estoy aquí para ti, y mientras yo este a tú lado nada malo te ocurrirá núnca.— Acarició las hebras azabaches del pequeño que mantenía un tenue brilló en su piel. Si no fuese de noche apenas y podría notarse el fenómeno del que el pequeño era poseedor.

[...]

YoonGi abrió sus ojos cansados, escuchó algo desorientado todavía mientras se incorporaba en la cama que compartía junto con JiMin quien aún hacía dormido profundamente.

Escuchó por primera vez el repiqueteo extraño que hacía sonar ciertas partes de la nave.

Extrañado fue hasta donde los asientos de la nave donde la gran ventana se encontraba,  vió y escucho con más claridad las gotas caer.

JiMin tiempo atrás como siempre solía hacer, platicaba a él todo lo que sabía hacerca del lugar donde estaban varados. Que él en el tiempo que llevaba contado no había visto ni una gota caer del cielo, ni un cambió en el clima del lugar y según JiMin él llevaba ya lo suficiente como para que en el anterior lugar dónde vivía hubiese cambiado el clima.

Aún más extraño fue ver un gran destello azul.

Corrió hasta dónde JiMin, lo levantó a sangoloteos.

—¿Qué?— JiMin observó molesto los ojos llenos de asombró en el niño con pecas.

— El...— YoonGi señalo con uno de sus dedos repetidas veces hacía arriba—  cielo? ¡B-brilló!

YoonGi aún no hablaba con total fluides, por lo que podía trabarse con palabras que le eran complicadas pronunciar.

Años sin hablar con nadie aún le hacían mella.

JiMin lo miró confundido, se quito la manta y puso sus zapatos, YoonGi le imitó y siguió hasta donde el se encontraba minutos antes.

—Está lloviendo— dijo con asombro— seguro es una tormenta y por eso el cielo brilló, YoonGi.

—No— YoonGi negó y con sus manos hizo varios movimientos raros— No, vi algo grande arriba y un brillo.

El niño de ojos azules con un puchero vió de nuevo hacía afuera esperando ver lo que su amigo decía que vió.

Eso no pasó.

—Creo que si es por la tormenta, yo no veo nada.

YoonGi arrugo su nariz descontento con las palabras de su amigo. Apretó sus brazos a su alrededor.

— No es eso.

Con un gran suspiró JiMin volteó a ver al pequeño YoonGi enfurruñado con su ceño fruncido y sus labios formando una mueca, apretando sus manos en sus ropas. Claramente disgustado.

—Vamós a comer un poco, tengo hambre.

El pequeño YoonGi se quedo quieto en su lugar observando al contrario caminar hasta donde la comida se encontraba guardada, sacando dos platos, dos vasos.

Su pancita rugió.

Se encaminó hasta donde JiMin estaba.

[...]

Con el día a casí terminar, JiMin trataba de contar las pecas en la espalda del pequeño pelinegro. Con toda su paciencia iba una por una, con sus deditos tocando cada peca.

YoonGi solo estaba dormitando sentado.

Unos golpes interrumpieron el entretenimiento de JiMin quién primero extrañado y luego asustado, por escuchar golpes como si estuviesen tocando.

YoonGi, aún medio dormido medio despierto y con la vista borrosa vió a JiMin ir hacía la puerta de la nave.

Los golpes se volvieron a escuchar.

JiMin paró en seco frente a la puerta con el botón para abrirla a un lado y su mano a punto de presionarlo.

Tomó una bocanada de aire y presionó el botón.

Sus ojos pudieron salirse de orbita, y su expresión era de asombro mezclada con confusión y algo de miedo.

Frente a el, con una capucha mojada, se hallaba un chico de su estatura y tal vez edad, con unos ojos color miel hipnotizantes tan claros que resultaban impresionantes, cabellos goteando y piel humeda por las gotas cristalinas.

Casí pienso que era una nave abandonada.— habló el extraño.

JiMin se quedó aún parado en la puerta impidiendo el pasó.

El chico notó aquello y sonrío calmadamente.

—No soy alguién malo. Solo esperaba ver a alguién más, por que vi tu nave desde el cielo cuando aterrizaba en la mía,— el chico nuevo dió media vuelta y con su brazo señalo en una dirección— por allá esta mi nave.

Juró que no soy malo.

Pero toda la charla que el otro chico había dado había sido en vano puesto que JiMin no le entendía, no entendía el idioma en que el nuevo chico hablaba.

—No te entiendo— dijo negando esperando que el contrario pudiese entenderle. Para su buena suerte el otro si le entendió.

—Oh. — Se quedo unos segundos pensando. Tocó los aparatos en sus orejas y como un foco sobre su cabeza quitó uno de ellos.

Con los ojos de JiMin observando atentamente sus acciones le vio extender una de sus manos hacía él para entregarle el aparato que ya conocía. Algo dudoso lo acepto y puso en su oreja.

—¿Ya me entiendes? — preguntó el extraño.

—Sí.

—Genial, como te decía, no soy malo. Solo vi tu nave cuando aterrize hace unas cuantas horas atras y pensé que podría ver si alguién estaba aquí. — los ojos casí color oro del chico le miraron con esperanza.

—Soy JiMin, no creo ser de mucha ayuda, mi nave no sirve. — el otro niño río.

—Yo soy JeonGguk de los habitantes de las lunas. — se presentó con sus ojos empequeñeciendose y la narizita arrugandose.

—¿De los que solo viven en las lunas? —la sorpresa se reflejaba clara en su rostro.

—¡Sí!

—¿Qué haces aquí?

sweet dreams petite  étoile | js¬ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora