En el centro de la Tierra había un perdido pueblo donde se encontraba el grupo de gente más peculiar que podrías pensar.
desde guerreros y brujas, hasta cambia formas.
Veremos distintas hisorias de amor desde las recién emparejadas hasta las de años...
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-Hola?-
YA NO QUERIA ESCUCHAR GENTE EN EL BOSQUE.
pero no podía solo....ignorarlo.
tal vez era el Guerrero de hace rato, muriéndose desangrado.
no podia ignorarlo.
-Impresionante que siga vivo a este paso-
Caminó hacia el sonido pero esta vez descubrió a un chico, fuerte, con el torso descubierto pero los hombros y espalda tapados por una capa roja.
Quiso hablar pero no pudo al ver cómo de repente aparecía un chico de cabellos rojos atrás.
-Kats!- -Que quieres maldito pelos de mierda?- -Estoy cansado....vamos a buscar agua- -Te acabaste el agua?- -No tenía suficiente! no es mi culpa!- -De quien es entonces, eh?!- -De Tetsu...el me dio pocas cantimploras...lo extraño...-
el rubio cenizo le metió un golpe en la cabeza con el mango de su clava.
-Auch!- -Deja de llorar por tu maldito novio. Lo verás en pocos días- -Pero luego me tendré que volver a ir por otros dias- -Puedes largarte si quieres- -No! Esta bien, solo....hay que darnos un baño, no? hace calor- -Calor? estas loco?- -Pues...cambiar se forma hace que me de calor- -Joder, bien, vamos al lago-
les vio caminar en dirección contraria a la que estaba el.
El chico de cabellos rubios era atractivo...no entendía como es que no se estaba muriendo de frío.
Sintió como su espina dorsal tembló al ver como empuñaba la clava y su brazo entero se tensó y se marcaron sus músculos en el brazo derecho, el cual tenía una manga de tela con figuras en rojo y un tatuaje que rodeaba su brazo casi pegado a su hombro.
Movió su rodilla y tronó una ramita sin querer.
el chico de cabellos rojos se estiró y puso alerta.
escucho un gruñido de el chico de cabellos rubios y como saco otra clava de el arnés que llevaba en la espalda.
-Kirishima-
el más bajo asintió y vio como se convertía en un dragón de podría decir 6 o 7 metros en cuatro patas.
era rojo y majestuoso, sin duda muy intimidante para un pequeño explorador como el.
-Se donde estás. Sal o te mato-
El peliverde tomó de forma torpe su arco y una flecha, pero se sentía tan nervioso ante la presencia de aquel hombre rubio que no podía ni siquiera posicionar bien la flecha en sus dedos.
-Bien....te mato entonces-
vio como el dragón se hizo para abajo y gruño, se le veía cansado pero no quería darle el beneficio de la duda. mejor no se acercaba ahí.
