En el centro de la Tierra había un perdido pueblo donde se encontraba el grupo de gente más peculiar que podrías pensar.
desde guerreros y brujas, hasta cambia formas.
Veremos distintas hisorias de amor desde las recién emparejadas hasta las de años...
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-Me habías asustado, maldito Eijirou-
su novio le abrazo con fuerza y le pego a su pecho, el cambia formas de dragón ya no traía tantas telas ni vestimentas, las había Guardado en la pequeña mochila de cuero que llevaba, había tardado 3 días en volver a el centro, porque no se le había ocurrido la idea de convertirse en dragón y....volar.
-Lo siento Tetsu- -Que sucedió?- -Tantas cosas....el papá casi me mata y luego parecía que el pretendiente también me quería matar y me desmaye y tama me cuidó y por eso tardé-
el paltinado le dio un beso en la cabeza.
-Te perdiste de varias cosas- -Como?- -Vino el hechicero- -Y eso que tal?- -Unas sillas- -Bueno....a lo mejor se vuelve regular- -Ojala tu largandote a el bosque no se vuelva algo regular, te extrañé-
El pelirrojo sonrió y tomó de la armadura de los hombros del bárbaro inclinándolo un poco hacia abajo.
-Tambien te extrañé-
murmuró contra los labios de el paltinado y este sonrio un poco para sentir como los afilados dientes del dragón le mordía el labio inferior.
No aguardo más para besarle los labios, tomo entre sus manos toscas la cintura del pelirrojo y acaricio las escamas rojas que había en esta.
por el otro lado las toscas manos del pelirrojo presionaban los hombros y cuello de el más grande.
se besaban con intensidad, mordiendo de vez en cuando los rojos labios y acariciando sus lenguas con frenesí.
se escuchaban los leves chasquidos que causaban sus bocas.
eventualmente el platinado se separó de su novio.
-Si que me extrañaste, eh?- -No seas engreido-
el más alto camino hasta la puerta del local para poner el cartel de cerrado y poner el seguro de madera a la puerta.
el cambia formas se quitó el morral de su hombro y la capa roja de su hombro para dejarla encima de la barra de el local, cruzó la puerta y vio hacia atrás para ver a su novio y seguir caminando hasta llegar a el piso dentro del refugio donde vivían.
entro y enseguida estaba en ma cocina que también era el cuarto donde dormían.
no necesitaban más, había una puerta que era el baño y en la parte donde pegaba el sol había un lugar donde limpiaban la ropa.
el único problema de su humilde casita era que estaba demasiado, demasiado cerca a los dragones.
Cuando entró a la casa sintió como el bárbaro le tomaba de la cadera, aún de espaldas, y pegaba su trasero con su entrepierna.
-Me encantas Eijirou- -Tu también a mi-
volteó la cabeza para pedir un beso de forma muda.