dragones

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pov escritora

Dentro de una pequeña cabaña se encontraba un hechicero de cabellos negros, sentado en una mesa de madera oscura, se veía las manos una y otra vez pensando en que haría ese día

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Dentro de una pequeña cabaña se encontraba un hechicero de cabellos negros, sentado en una mesa de madera oscura, se veía las manos una y otra vez pensando en que haría ese día.

el no era una perosna que disfrutara de salir, odiaba ser de los pocos hechiceros del pueblo y tener que hacerla de enfermero con cada perosna que pasara frente suyo, así que decidía quedarse.

pero ya no tenía que hacer, había ensayado todos sus hechizos y aprendidos todos en varios idiomas, al derecho y al revés.

-Un dragón-

Se levantó de la pesada silla de madera para tomar su abrigo negro de cuero, ató bien el cinturón que traía en la cadera y como precaución tomó una daga con pequeños bordados en el mango, regalo de la bruja del norte, y un pequeño cilindro con dardos conjurados dentro.

uno nunca sabe que clase de ladrón o pícaro podrá encontrar y el lo utlimo que necesitaba era que le arruinaran el día.

salio de casa sintiendo el frío que hacía afuera, no le dio importancia pues relamente no tenía frío, aunque sabía que en cuanto entrara a el pequeño tramo de bosque que tenía que pasar para llegar al centro del pueblo se morirá de frío.

camino de forma solitaria, vivía más cerca de el bosque que de la ciudadela, que era el lugar donde la realeza vivía, bueno....el tipo de realeza que reinaba pues cerca del bosque se encontraba el reino dragón, hace años no sabia que sucedía en este reino y tampoco sabía su le interesaba saber.

se había separado de esa tribu hace mucho tiempo.

camino por el centro del bosque poniéndose sis guantes negros, los cuales tenían descubiertas las puntas de sus dedos para facilitar el hacer algún hechizo si fuera necesario.

eventualmente llegó al centro, le frenaron un par de paladines.

-Presentese-
-Shota Aizawa, hechicero de el sur de nighterby-
-Manls donde pueda verlas y descubra sus bolsillos-

siempre era lo mismo.

puso los bolsillos de su pantalones hacia afuera mostrando lo vacíos que estaban, hizo lo mismo con su saco y mostró el cinturón.

-Armas?-
-daga-
-Muestrela-

sacó la daga de su cinturón, la bruja del norte era sumamente odiada, aunque también era sumamente inteligente, cada arma tiene que tener una marca de creador y ella siempre cambiaba el lugar donde ponía la suya por lo cual a los protectores de la ciudadela les era complicado encontrarla.

-bien, puede pasar-

sonrió de forma sutil y hasta algo macarbra, guardo la daga y caminó hacia el criadero de dragones.

entró a el pequeño puesto donde un chico de probablemente 20 años de cabello rojo y peinado en una coleta trabajaba.

un par de pelos se escapaban de la coleta de el chico dándole un mural agradable a su rostro.

aquella fantasía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora