–Ya hablamos –desvió la mirada.
–Supongo entonces que ya habrá fecha de boda.
–No malinterpretes las cosas, Roberta. Lo hemos dejado todo claro y...
–Mírame –Dul la miró por el rabillo del ojo–, ¿no hablaron, cierto?
–Claro que sí hablamos.
–Permíteme corregirme, entonces –golpeó la mesa–, no le dijiste lo que tenías que decirle.
–Se lo dije –posó sus ojos en las galletas.
–Y yo fui a visitar a Claudia a la cárcel –bufó atrayendo la mirada de Dulce.
–¿Por qué tienes que mezclarlo todo?
–¿Por qué eres tan mentirosa?
–¿Mentirosa, yo? Si no me crees es muy tu problema.
–¡también tu problema! Porque ni siquiera sabes mentir bien. Christopher tiene que ser tan idiota como para no darse cuenta que mientras tu boca dice algo, tus ojos dicen otra cosa.
–Eso no puedes saberlo, no me conoces.
Roberta tomó una fuerte bocanada de aire para ignorar el temblor que sacudió a su cuerpo. ¿qué no habría dado ella para conocerla desde siempre?
–Quizá no todo lo que yo quisiera, pero lo suficiente como para saber que mientes. Estás rehuyendo a mi mirada, porque no le dijiste lo que tenías que decir.
–¡Sí se lo dije! –cerró y abrió los ojos un par de veces–, bueno... No era el momento ¿Contenta?
–Claro, para ti nunca es el momento. Te dejé sola con él como veinte minutos, suficiente tiempo para decirle "perdóname" "te amo" –dibujó las comillas con los dedos.
–Es tan fácil decirlo, pero me hubiese gustado verte en mi situación –arrugó la frente–. Los momentos no se fuerzan, tienen que darse.
–Todo momento es bueno para arreglar las cosas. Y estos días has estado mucho tiempo solo con Christopher como para tomarte unos minutos y hablar.
–¡Ahora no! Mi padre a muerto, me acabo de enterar que mi madre no es mi madre y que tengo una gemela.
–también te enteraste que él te había protegido con su vida, y ni ahí fuiste capaz de ofrecerle una disculpa. Muy valiente, pero para cuando se necesita...
–¡tú no sabes nada!
Se levantó de la silla a nada de explotar, le dedicó una mirada furtiva a su hermana y se dispuso a subir las escaleras. Odiaba darles la razón a otros.
–Puedo no saber muchas cosas, pero sé que si no se ha dado el momento es porque tú no has sido capaz de perdonarte y de expresar lo que sientes. Porque te da miedo y no puedes con e cargo de consciencia.
–Además de estilista, psicóloga –se echó a reír–, eres sorprendente, Roberta.
–me lo dicen siempre, gracias –vio que Dulce salía del comedor–, ojalá que cuando te des cuenta de las cosas no sea demasiado tarde.
Dulce se topó con Christopher en el pasillo de las habitaciones, revisaba algo concentrado en su móvil y no pudo evitar pararse a un lado a observarlo. Detalló el ceño fruncido que tanto le gustaba ver, las cejas pobladas que parecían brillar con los rallos de sol que se colaban por el balcón de al lado, los labios carnosos que moría por besar. Su mente reprodujo en cámara lenta uno de los días en que tuvo que quitarle el estrés por el trabajo al tiempo que su corazón replicaba fuerte que también podía hacerlo ahora, solo era cuestión de hablar.
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Solo una cicatriz © - Finalizada
FanfictionEmpezar una nueva vida lejos de los suyos y transformar las heridas de su pasado en solo cicatrices. Esas eran las 2 cosas que Dulce tenía en mente cuando llegó a los ángeles. *** Hace 2 años una boda había destruido la vida que creía perfecta, aho...