🌸「 Pétalos 」Hanahaki | KiriBaku

Capítulo 3 | Secretos

Bueno, ha pasado tiempo ¿Eh? Por favor apaguen las antorchas (?

Un mes, un mes me tardé en actualizar, pero creo que ha valido la pena para organizar mis prioridades ahora que tengo un nuevo trabajo y demasiadas tramas en mi cabeza. Espero les guste este capítulo y sigan sufriendo conmigo. Quizás luego les dejo la playlist triste que uso para escribir este fanfic (?

Su mirada borrosa apenas pudo distinguir la figura de la chica quién ahora le acompañaba. Escuchó el seguro de la puerta tras de ambos cerrarse para luego sentir las cálidas manos de ella acariciarle la espalda, no pronunció nada más luego de su nombre, al parecer estaba tan confundida como él.

Para Ashido escuchar a Kirishima quejarse de esa manera tan dolorosa por una acción incontrolable le rompía el corazón; el sentimiento de impotencia le consumía hasta el punto de no saber qué más hacer. Estuvieron en aquella posición varios minutos más, los quejidos y sollozos de Ejirou hacían eco contra los azulejos del baño. El pelirrojo apretaba los puños con tal fuerza que se hería a sí mismo con sus uñas, creando varias heridas en las palmas de sus manos.

Mina se quedó con él hasta que el vómito se detuvo, le acariciaba la espalda y el cabello mientras susurraba cerca de su oído que todo estaría bien mientras que él solamente podía esforzarse por tomar aire mientras más flores caían dentro y fuera del baño en conjunto con pequeños hilos de sangre que ni ella ni él habían notado aún.

Al 'terminar' la respiración de Kirishima era terriblemente pesada, sentía su garganta tan lastimada que incluso se le dificultaba hablar, sin embargo le alivió que las arcadas y las punzadas en su pecho hubiesen cesado; sentía que había estado en esa situación durante horas sin poder detenerse, tratando de aferrarse a la delicada voz de la peli rosa que intentaba calmarle.

Ejirou tosió un par de veces más hasta notar que no salía nada más de su boca. La sensación de pesadez regresó a su cuerpo haciendo que tuviera que sostenerse de Mina para incorporarse y sentarse debidamente en el suelo. Su cabeza aún era un torbellino de pensamientos y sensaciones imposibles de hilar, aunque al parecer todas tenían que ver con aquella persona.

Siempre había sentido algo diferente por Bakugo a lo que sentía por sus demás compañeros, aquella necesidad de estar cerca suyo, de ser él el primero en enterarse de todo lo que le sucedía, de saltar a la adversidad si el rubio estaba en problemas (incluso si este no quería), en algún momento deseó ser aquel confidente en el que pudiese apoyarse cuando su fuerza flaqueara, cuando quisiera llorar sin ser visto, ¿No era esa la labor de un amigo?

Desde que le conoció admiró cada una de sus fortalezas y se enterneció de sus debilidades, de la valentía que siempre demostraba y de la lucha interna que tenía. A pesar de ello, Kirishima evitó abrirse con él a grandes rasgos, quería ser él quién le protegiera, esa persona en quién Katsuki pudiese resguardarse en sus momentos de debilidad.

La imagen de él y Midoriya regresó a su mente; no le molestaba que el peliverde le curara las heridas a Bakugo, le molestaba el hecho de que fuese siempre él, siempre Izuku acaparaba sus pensamientos. Ejirou siempre supo que en el fondo Bakugo tenía miedo de ser superado por su compañero de la infancia, de ser visto desde arriba por él. ¿Por qué consideraba tan importante a Izuku que deseaba superarle... y no a él que deseaba protegerle?

Esa idea hizo que sus ojos volviesen a humedecerse, ¿Qué había en Midoriya que no hubiese en él? Los ligeros sollozos alertaron a Mina quién de inmediato le abrazó, a pesar de no entender, él era su mejor amigo, no podría dejarle en tan deplorable estado únicamente por la incertidumbre de su condición.

—Ejirou, tengo que sacarte de aquí, si alguien viene podría ser peor—

Dijo acariciándole el cabello mientras él intentaba calmar su llanto, ambos sabían que el entrenamiento terminaría pronto y los chicos vendrían a cambiarse enterándose de lo que sucedía con Kirishima. Él asintió dirigiendo su mirada a Mina, ella pudo ver cómo sus brillantes ojos ahora lucían opacos y agotados, rodeados por unas oscuras ojeras y un camino de lágrimas derramadas sobre sí mismo.