𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐭𝐫𝐚𝐩

ᴡᴏꜱᴀɴɪ

𝐁𝐎𝐑𝐑𝐀𝐂𝐇𝐎

Las horas habían pasado desde que entré a la casa de Duki, donde se esta llevando a cabo la primera fiesta post pandemia, había ido junto con Paulo, pero al segundo me dejó solo para poder ir con el anfitrión de la fiesta, su novio.

Ahora me encontraba en el patio con un vaso de cerveza en una mano y en la otra un porro. Era verdad que yo no era muy fan de las fiestas, bailar o estar con gente que no conozco, lo único bueno de estás eran el alcohol y la cantidad de porros y cigarrillos qué había.

Desde donde yo estaba podía ver la puerta de entrada al patio y por un momento pensé que lo estaba viendo a el, el chico que antes se había robado mí atención. Trate de enfocar bien, ya que me estaba pegando un poco pero no tanto el porro, y al lograr mí objetivo, cruzamos miradas.

Porque es hermoso hasta cuando esta borracho y todo fumado? Esa era una de las preguntas a la que nunca le encontré respuestas. Era hermoso siempre, drogado, feliz, dormido, borracho, enojado, y hasta cuando estaba triste era hermoso el hijo de pu.

No sé cuánto tiempo nos quedamos viéndonos a los ojos, pero reaccione cuando, a pasos torpes, Valentín se acercaba a mí.

-Eyy, Dani- hablo al estar cerca de mí, tambaleándose un poco de lo borracho que estaba. -Te extrañe muchoo- exclamó arrastrando cada una de las palabras mientras ponía sus manos en mis hombros.

-Valentin, estás muy en una eh- hablé mientras dejaba el porro apoyado en la mesa que estaba cerca de mí, y lo agarraba de los brazos para que no terminará en el piso.

-Naaa, estoy joya sabes- hablo muy seguro de lo que decía mientras me miraba sonriendo, cómo solo el sonreía.

-Ya va siendo hora de que te vayas a dormir, con quién viniste?- pregunté, y solté una risita al verlo mover su cabeza al ritmo de lo poco que se escuchaba de la música.

-Ni idea con quién vin.... uuuh escucha- exclamó llevando su dedo índice a mí boca para que no hablara, gesto que me hizo poner nervioso -Nooo temon, vamo' a bailar- hablo esta vez tomando mí mano para guiarme al interior de la casa, pero me quedé quieto en mí lugar sin moverme, cosa que hizo que Valentín no pueda moverse ya que no tenía mucha fuerza cuando estaba borracho, yo lo conocía bien, en todos sus moods, sean buenos o malos.

-No Valentín, ya sabes que yo no bailó y que vos ahora mismo deberías de irte a tu casa, si es que no querés terminar peor- yo sabía que el estado en el que estaba ahora Valentín no era el peor, pero no estaba muy lejos de serlo. -Decime si viniste con alguien así le digo que te lleve a tu casa-

-Vine solo, así que déjame que yo estoy bien, no necesito ayuda- exclamó soltándose de mí agarre, pero al intentar caminar para volver a la casa, lo vi como casi se cae. Casi, porque yo lo agarre y al hacerlo, el apoyo sus manos en mi pecho y yo lo tenía agarrado con una mano del brazo y con la otra de su cintura, a la vez que sostenía mí vaso todavía.

Mierda, ya me había puesto rojo, y es que tenerlo tan cerca me hizo acordar los tantos momentos que pasamos en esta casa, en la mía, en la suya, en la plaza, los hoteles, o en todos esos lugares que habíamos recorrido cuando estábamos juntos.

Porque tenía que volver estos sentimientos hacia el justo ahora? cuando lo tengo a centímetros de mí, mirándome con sus ojos azules con un tono rojo por lo que había fumado.

Valentín desvió su mirada al vaso que estaba en mí mano y sin previo aviso lo agarro y empezó a tomar, intenté agarrar el vaso para que no tome pero como el era más alto se aprovechó de eso y alzó el vaso hacia arriba, claramente no llegaba a alcanzarlo, pero como soy cabeza dura intenté varias veces hasta que en una casi me caigo sobre el, pero el y sus reflejos que no se de donde saco me sostuvieron de la cintura y quedamos a centímetros de distancia.

Si me ponían ahora mismo al lado de Lit haciendo doble tempo, creo que le ganaría de lo rojo que estaba.

Me detuve a ver su mirada, que recorría desde mis ojos hasta mí boca, haciendo ese recorrido varias veces. Atiné a morderme el labio cuando su mirada quedó clavada en estos mismos.

-Y si me tomo una cerveza, volves a mí cabeza y empiezo a recordarte- canto al mismo tiempo que la música, sonriendo levemente. Basta que me derrito acá nomás eh. -Es que me gusta como besas, con tu delicadeza- sentía como Oliva se acercaba cada vez más.

-Valentin no- exclamé alejándome de a poco, no podía volver a caer, ya había sufrido mucho, no lo soportaría otra vez. -Nosotros ya no vamos a volver, no quiero volver a sufrir- agache mí cabeza al terminar de hablar. A los segundos siento como Valentín con su mano libre levanta mí mentón.

-Dani, te extraño, y mucho- hablo a la vez que acariciaba mí mejilla -Y no, no vas a volver a sufrir, y menos por mí, este tiempo lejos de vos me hizo darme cuenta que estaba perdiendo a la única persona que me importa en este mundo lleno de hipócritas, al chico que revolucionó toda mí vida y al que amo como a nadie ame-

-Valentin, estas borracho no sabes lo que decís-

-No se que pasó, pero el pedo que tenía desapareció. Y se muy bien lo que estoy diciendo- dejo de acariciar mí mejilla para solo dejar su mano ahí y mirarme a los ojos, que hermosos ojos que tiene dios. -Dani, si me dieras la oportunidad, no la desperdiciaría, te juro que cambie, crecí, y pensé mucho, y a la conclusión que llegue es que no quiero a nadie más en mí vida, ni otra pareja, ni cualquier persona para coger, ni dinero, y menos fama, lo único que quiero y necesito para ser feliz es tenerte de nuevo en mí vida- sus manos liberadas bajaron a encontrarse con las mías, me quedé mirándolas mientras el las entrelazaba. -Me darías otra oportunidad lindo?-

Mí mirada subió para ahora encontrarme con la suya, quería mirarlo a los ojos y ver si posta estaba arrepentido y todavía era yo la persona que él quería.

-Te doy la oportunidad, pero es la última Valen, si la echas a perder o yo la echo a perder, ya no habrá otra, no merecemos sufrir- hablé luego de unos minutos pensando, la sonrisa que ahora mismo tenía Valentín, es la sonrisa más linda y perfecta que vi en mí vida.

Valentín subió una mano a mí mejilla y la otra mí cuello -Puedo?- me preguntó al acercarse y mirar mis labios.

-Eso no se pregunta ojitos- y antes de fundirnos en el beso que tanto habíamos esperado para darnos, vi como sus ojos se iluminaron al escucharme decir el apodo que tanto le gustaba que le diga.