𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐭𝐫𝐚𝐩

ᴘᴀᴜᴋɪ

𝐀𝐑𝐑𝐄𝐏𝐄𝐍𝐓𝐈𝐃𝐎

Tanto te amaba que seguía esperando que vuelvas a mi en algún momento.

Tu personalidad, tu carisma, tus pensamientos, tus sentimientos sinceros, tu forma de amar a todas las personas que te rodean, tu alma sobreprotectora cuidando de tu familia o de mi.

Tu físico, tu carita hermosa, tu sonrisita que me enamoro desde el día uno, tus tatuajes, tu perfume, tus brazos que siempre me abrazaban cuando lo necesitaba, tu hombro que estuvo siempre las veces que necesite llorar sobre el.

Todo eso y cada mínimo detalle de vos, fueron los que me enamoraron.

Te quise como a nadie en este mundo.

Te quería de otra forma, no de la misma que vos a mi.

Y te lo dije.

Me hiciste saber que no había ni una chance de que estemos juntos.

Tu carrera estaba despegando de una forma única.

Y no lo querías arruinar.

Y estaba más que feliz por vos, estabas cumpliendo uno de tus mayores sueños.

Te lo merecías, habías luchado tanto por conseguirlo que ahora no querías echarlo a perder con nada.

Pero que lindo hubiera sido estar ahí con vos.

Estar detrás de los escenarios antes de que salgas calmando tu nerviosismo.

Deseándote toda la suerte del mundo, aunque es más que obvio que vos no la necesitas.

Pero eso no paso. Después de decirme que lo nuestro no iba pasar, no me respondiste más.

No me atendias las llamadas.

No me buscaste nunca.

Estaba perdiendo a mi mejor amigo por haberle dicho lo que siento por el.

Y me dolió, pero después de la lluvia siempre sale el sol.

Conocí a Rocio, se banco todas mis lágrimas y estuvo a mí lado siempre. No me abandono en ningún momento.

Cómo vos si lo hiciste.

Después de meses empecé a salir con ella, nos gustabamos y ambos nos amamos, tanto como para tener una relación.

Siempre veía como vos seguías triunfando en la música, vos querías vivir de eso, y lo lograste.

Y llegamos hasta ahora.

Con Rocío llevamos más de cuatro años y ya tenemos una hija, Isabella, es hermosa.

Y un día recibí un mensaje tuyo.

Me gustabas muchísimo Mauro, y me dijiste que no, ahora resulta que si querías estar conmigo pero echaste todo a perder.

Ahora que ya no queda más nada, que mis sentimientos por vos no existen, apareces de la nada a decir todo esto.

Nos vuelvas arrepentido Lombardo.

No ahora.

Ni nunca.

Déjame que soy feliz y no te necesito en mí vida.

O bueno, capaz si te necesito y te necesite siempre, pero aprendí a vivir sin vos, y así seguirá siendo.