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- Ya veo. Así que, ese tal Amuro no ha revelado ninguna información nueva que pueda servirnos sobre la organización... - comentó Shinichi mientras cambiaba de posición, y se apoyaba en el marco de la ventana.

El chico se encontraba en su habitación, una sencilla estancia de albergue. Una bolsa de viaje a medio cerrar se hallaba sobre la cama, y dispersas sobre las mantas sólo quedaban por guardar algunas pequeñas cosas de última hora, como un peine y el cepillo de dientes. A través del móvil le llegó la respuesta de Irene.

- No mucho... - la niña hablaba en voz baja, lo que indicaba que no quería ser oída.

Irene se encontraba en ese momento con los Jóvenes Detectives. Los 5 se dirigían hacia el colegio, y aprovechando que los más pequeños entretenían a Amuro con sus juegos y comentarios, la detective encogida ponía a su amigo al corriente de las recientes novedades.

- Según él, la organización tiene hombres en prácticamente todo el planeta, desde Japón a Estados Unidos, inclusive Europa. Y muchos de sus miembros son altos cargos políticos, o de gran influencia en la sociedad, que se mueven en las sombras...

- Eso es una red muy extendida. Necesitaríamos años para dar con cada uno de ellos y sacarlos a la luz... - Shinichi llevó una mano a su mentón mientras reflexionaba. Si gente tan importante estaba mezclada con esa organización, es que sus actividades delictivas iban más lejos de atracar bancos o tráfico de armas. Puede que incluso buscasen el control de los gobiernos - ¿Qué hay de su jefe? ¿Podría desarmarse la organización desde dentro eliminando a su líder?

- Lo pensé, aunque Amuro afirma que desconoce quién es en realidad, ni cómo se puede llegar a él... Al parecer, sólo un pequeño círculo selecto tiene contacto directo... o eso es lo que él dice.

- ¿En qué piensas?

- Pues.. siento que no es toda la verdad. Hay algo más que no nos quiere contar.

- Hmm, estoy de acuerdo. Es imposible que no pueda darnos algún nombre. ¿No dijo que había alcanzado un puesto alto en sus filas?

- Si. Es por lo que no me fío. Si eso es cierto, debería haber tenido acceso a archivos y registros de todos sus movimientos. Oculta algo.

Unos golpes en la puerta de la habitación atrajeron la atención de Shinichi en ese momento. La profesora a cargo de su grupo asomó segundos después, avisándole de que debía bajar a la recepción del albergue con los demás.

- Bien. - agregó Shinichi sujetando el teléfono con su cuello, mientras guardaba las cosas que faltaban en la bolsa y la cerraba - Esto es lo que haremos. Por ahora actúa como siempre, y mantenlo vigilado. En cuanto yo regrese, nos pondremos a trabajar, recolectando todas las pistas que hemos reunido hasta ahora. El tren sale en una hora. Debería llegar a casa a media tarde aproximadamente.

- No tendríais que haber vuelto hasta mañana... ¿Ha sucedido algo? - preguntó la niña extrañada.

- Según la predicción meteorológica, va a llegar un temporal muy violento a la costa japonesa en las próximas horas... - Shinichi abandonó su habitación y avanzó por el pasillo. Algunos de sus compañeros pasaron a su lado, corriendo y haciendo bromas - Puede ser peligroso, y ante la posibilidad de quedarnos aquí aislados, los profesores no han querido arriesgarse. Además... hubo un caso de asesinato en el albergue en el que nos alojamos, y Sonoko casi resultó herida por el asesino, porque creía que le había visto cometer el crimen.

- ¿¡Sonoko está bien!? - preguntó alarmada la niña.

Pero antes de que el chico pudiera responder, una voz infantil preocupada se escuchó al otro lado.

La Detective Que Encogió (Hiatus indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora