CAPÍTULO DIECIOCHO.

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'Cause I lost the game, I can't get lower Caused your pain, it's takin' over Lost the game, I can't get lower Lost the game, Los the game, the game. The game

-Lost The Game, Two Feet.

Maximiliano.

De todas las personas de las que sospeché, Giorgio ni siquiera se encontraba en la puta lista.

Es mi hermano, he velado por él, lo he mimado y cuidado. Es mi sangre, aunque solo seamos medios hermanos tenemos la maldita misma sangre. Le he enseñado el negocio, a sobrevivir en este mundo... Y también le he dado demasiada libertad. E incluso le di algo que suele carecer en nuestro mundo: cariño.

Tal vez ese fue mi error, no tratarlo como mi padre hizo conmigo. No hacerlo fuerte. Pero, sobre todo, no debí haber permitido que mi madre le susurrara al oído, que le llenara la cabeza con falsedades e ilusiones, que lo convirtiera en una copia barata de Marco Tavari.

La furia me consume. El tipo de furia que me enceguece y enturbia mi mente.

¿Por qué de todos los malditos enemigos que tengo a mi espalda tenía que ser mi hermano quien me clavara el puñal?

Giorgio no ha terminado de salir de su auto cuando mi puño cae sobre él, haciéndolo caer de rodillas, de nuevo.

Se levanta de un salto y se lanza contra mí, el aparente control que mostró en la mansión Tavari ya olvidado. Me lanza un gancho de derecha, pero soy mucho más fuerte y experimentado que él. Esquivo su ataque, burlo su defensa y le doy un golpe en el estómago. El aire sale de sus pulmones en una fuerte ráfaga, pero está tan enojado que no se detiene.

Bien, yo estoy igual de enojado.

Sus ataques son erráticos, sin técnica, aunque logra dar unos cuantos golpes. Al final, estrello su cuerpo contra el asfalto del patio. Su mejilla presionada contra la grava, mi rodilla en su espalda. Sus brazos atrapados bajo su cuerpo.

—¿Por qué?—rujo.

Después de todo lo que he hecho por él.

—Ya te lo dije—gruñe

Ha tenido todo con lo que la mayoría de personas sueñan: Dinero, poder, mujeres. Y no fue suficiente. Con los traidores nunca lo es.

Un lobo hambriento jamás será leal.

—¿Sabes lo que esto puede ocasionar?—pregunto. Aunque sé que lo sabe, era justo lo que planeaba, crear caos—. ¡¿Lo sabes?!

Deja salir una risa oscura.

—No me importa—responde—. ¡No me importa! ¡Quiero lo que es mío! Y derribaré a todos los que se interpongan en mi camino, incluso a la maldita zorra que te tiene hechizado—acusa.

Sigue trayéndola a colación, cuando ella no tiene nada que ver con esto. Esto es entre él y yo.

—Sigo siendo el maldito jefe de esta familia y estoy harto de tratarte como un puto niño. ¿Quieres jugar en las grandes ligas? Primero conviértete en un maldito hombre—siseo.

Mis palabras calan hondo. Se revuelve de bajo de mí, pero lo tengo bien asegurado.

—Soy más hombre de lo que tú eres—gruñe—. Ahora lo único que haces es arrastrarte tras la puta.

Retorcido Poder [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora