CAPÍTULO VEINTE.

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You used to captivate me by your resonating light. Now, I’m bound by the life you left behind. Your face it haunts my once pleasant dreams. Your voice it chased away all the sanity in me 
     -My Immortal, Evanescence 

Thalia.

Florencia. Florencia. Florencia. 

Todo es un hervidero de movimiento a mi alrededor. Y yo sigo sin moverme.

Paralizada.

Como si mis pies hubieran echado raíces en la tierra. Aless pasa por mi lado, cae de rodillas junto a Florencia. El grito destrozado que libera de su pecho amenaza con hacerme añicos aún más. Un grito que contiene demasiado dolor, más que un grito es un rugido de desesperación y lamento. Abraza el cuerpo de nuestra hermana contra el suyo y se mece. En segundos la sangre lo empapa.

Tanta maldita sangre.

Fabiano está a mi lado. Su mano apoyada en mi hombro. Me habla, pero no escucho. Solo un sonido se repite en mi cabeza una y otra vez: el disparo. Un eco que se repite una y otra, y otra vez.

¡Basta!

Avanzo despacio y caigo de rodillas junto a mis hermanos, Fabiano sigue hablándome pero yo solo puedo ver la sangre que mancha la tierra, que empapa a Alessandro.

Sé que él  le dice que se levanta, qué  no le haga esto, que abra sus ojos, pero  no puedo escuchar las palabras en sí.

Lentamente muevo mi cabeza, poniendo mi mirada en alguien más.

Elías. 

Robert. Florencia. Ambos muertos por su culpa… y por la mía. 

Varios de mis hombres rodean a Elías. Sus armas apuntándolo. Él acuna su sangrienta mano contra su pecho. Nuestros ojos se encuentran. Y sonríe, el hijo de puta sonríe, sabe lo que me hizo. Sabe que este fue el golpe definitivo y que ninguno dolerá como este. Jamás.

Su maldita sonrisa me saca de mi estupor. Me lanzo hacia delante, intentando llegar a él. Una ira ciega me invade y mi visión se cubre de rojo. Sin embargo, no doy ni dos pasos antes de que  Fabiano me detenga, pasa una mano por mi cintura y me sostiene con fuerza contra él. Mientras yo sigo intentando llegar a Elías.

Poco a poco. Sus palabras van atravesando la bruma en mi mente.

—Basta, Thal. ¡Basta! Es lo que quiere. Una muerte rápida. No le des lo que quiere. Necesito que saques a la perra fría de tu interior y endurezcas tu maldito corazón—dice Fabiano. 

Y aunque se lo veraces que son sus palabras, mi cuerpo sigue luchando contra él. Queriendo llegar al bastardo que asesino a mi hermana. Queriendo hacerlo pedazos. 

De repente Maximiliano está frente a mí, sus ojos posados en los míos. Fabiano me suelta y ahora es él quién me sostiene. Toma mi rostro en sus manos y junta nuestras frentes.

—Detente—¡No puedo! ¡Tiene que pagar!—. Lo hará—dice haciéndome  dar cuenta de que dije las palabras en voz alta. Sigo retorciéndome—. Si te acercas a él, lo matarás. Y no será suficiente, no pagará de la forma que quieres.

Si creí que estuve fuera de control cuando mi madre murió no es nada comparado con esto. Me revuelvo y peleo. Incluso siento como las lágrimas se acumulan en mis ojos. No las dejo salir. No aquí, no delante de ellos. No delante de Elías. 

Retorcido Poder [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora