CAPÍTULO CUATRO.

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I see red, red, red
I gun to your head, head
To your head
Executioner style
And there won’t be no trial 
Don’t you know that you´re better off dead
Now all i see is
             -I See Red, Everybody Loves an Outlaw 

Thalia

Han pasado cuatro días desde que él volvió y por fortuna no he vuelto a verlo. Los negocios, tanto los legales como los que no lo son, me han mantenido muy ocupada.

Aunque estoy segura de que mi suerte no durará demasiado.

Desde que asumí el control de los negocios criminales de mi padre he trabajado fuertemente para incrementar las ganancias y para posicionar a la organización en la mayor cantidad de países posible.

Y lo he logrado. 

He sido implacable, cruel, egoísta, muchas personas considerarían esas cualidades como defectos. Yo los considero virtudes, no podría haber llegado a donde estoy utilizando la amabilidad o el altruismo. Nadie lo ha hecho.

También he tenido que destacarme frente a los otros jefes de las familias. Todos se opusieron a que tomara el mando. Ya era bastante malo el que fuera parte del negocio, pero ¿jefa? No podían concebir la idea.

La única forma en que una mujer este en esté mundo es siendo una puta. Fueron las palabras de Giulio Matterazzi, mi principal enemigo entre los jefes, todos se rieron con eso. 

Dos meses después puse en bandeja de plata para la organización varios países de Latinoamérica, arrancando el poder de la mafia albanesa en una sangrienta guerra. Luego expulsé a la Interpol de la región. Los murmullos continuaron, pero en un volumen mucho más bajo.
 
Aún hoy sigue sin gustarles mi presencia entre ellos, pero tienen que soportarlo, no podría importarme menos si les agrada o no. 

Un golpe suena en la puerta de mi oficina, sacándome de mis cavilaciones, mascullo un <<adelante>> y Robert traspasa el umbral, se sienta frente a mí y me ofrece una carpeta. No pregunto qué es, llevamos el suficiente tiempo trabajando juntos para entendernos sin necesidad de expresarnos en voz alta. Como una maquina bien engrasada en la que los mecanismos funcionan justo como deben hacerlo.

La tomo y la empiezo a ojear.

—¿Y?— pregunto sin dejar de leer.

—No te lo vas a creer— enarco una ceja—. Nada— interrumpo la lectura y lo miro. Ahora ha atraído mi atención—. Como lo oyes: nada. El tipo está limpio— suelta una risa—, bueno, tan limpio como un mafioso puede estarlo. 

No puede ser, no me lo creo, todos siempre tienen algo que ocultar. Cada jefe tiene uno o varios secretos que no desean que salgan a la luz, secretos tan perturbadores, tan inimaginables, que si se dieran a conocer podrían destruirlos. Secretos que no salen baratos, pero, no obstante, he aprendido que la información es la mejor moneda de cambio, es mucho más efectiva y valiosa que el dinero. 

Todos tenemos cadáveres en el armario.

Estoy segura que Maximiliano también tiene uno.

Sigo leyendo, mis ojos deslizándose por las páginas llenas y llenas de información. Tanto de la vida laboral como de la privada. Tiene que haber algo, una mínima cosa que haya sido pasada por alto, pero cuanto más leo, más me convenzo de que eso no va a suceder. 

Retorcido Poder [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora