Happy hour

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Happy Hour. 

El no encajaba ahí. En definitiva, era un maldito pez fuera del agua en ese momento.

Si, agradecía a su amigo Otogi por invitarlo a su bar y no iba a ser grosero al rechazarlo, más sabiendo que lo hizo para animarlo. Terminar una relación de cuatro años es un golpe fuerte emocionalmente, perder poco a poco la costumbre de estar en pareja es ciertamente doloroso.

Pero por piedad  ¡tenía treinta y dos años y estaba en un bar para veintiañeros! 

"Ah." Yugi suspiro como por cuarta vez esa noche, toma un pequeño sorbo de su martini para luego revolverlo con su índice. A pesar de que era una noche lenta y con poca gente, eso no evitaba que se sintiese incómodo. Mira alrededor para toparse con hombres jóvenes, bailando de forma provocativa en la pista de baile a la par que tomaban, reían y se besaban. "… ¿Tan siquiera tendrán dieciocho?" Se pregunta el tricolor.

La poca gente en la mesas era variada, obvio, todos muchachos jóvenes y una que otra chica. Estaba el típico grupito de chicos reunidos en una mesa, charlando y buscando discretamente con la mirada algún tipo con el cual revolcarse esa noche en el baño. 

Yugi no les criticaba, pero ya había pasado esa etapa hace bastante. Recordo que a sus veintitantos era igual que ellos, un muchachito joven, gay y en un bar de ambiente buscando divertirse y, si hay suerte, un buen revolcón.

Pero ahora con treinta y dos años en sus espaldas ya no buscaba coger y emborracharse. A su edad, lo que le prendía en una potencial pareja es que tuviese un trabajo estable, casa propia y un seguro médico completo.

Tarde sexy para él era un agradable masaje en los hombros y un; "Cariño, hablemos de nuestro día para mantener una sana comunicación mientras comemos cupcakes de chocolate." Hasta el simple pensamiento le hace sonrojar sus mejillas.

No es que el sexo dejara de ser importante para él, lo era, pero en otro sentido. Coger de forma casual era divertido, pero tener sexo, hacer el amor con una persona que amas y con que tienes un lazo fuerte era algo mucho mejor, mas intimo y, para su gusto, mas placentero.

"Tal vez me volví un sentimentalista." Suelta un pequeño suspiro con una sonrisa relajada, en definitiva ya estaba muy viejo para ese ambiente. Vacía su martini de un sorbo largo. "Dame otro Otogi-kun, revuelto." Pide amablemente.

Se abre la puerta del bar de par en par, el estaba en la barra la cual quedaba paralela a la entrada, así que Yugi tenía una buena vista de la gente que entraba y salía. Quien entró, era un chico en sus veinte más o menos. Alto, con una penetrante mirada azul hielo y vestido de forma formal, a pesar de estar en un bar. 

Tenía un cuerpo trabajado, un cabello castaño bien arreglado, un tipo bastante guapo a decir verdad. "Si él tuviera cinco o seis años más…"Piensa, para luego reir en voz baja y negar con su cabeza. 

Nah, no era su tipo.

"Ten corazón." Su amigo Otogi le sirve otro martini. "¿Te estas divirtiendo?"

"Si Otogi-kun, pero me siento fuera de lugar." Suspira con aire cansado. "Estoy algo viejo para esto."

"Oh querido, los treinta son los nuevo veinte." Le guiña un ojo divertido. "Date una oportunidad, hay muchos chicos jóvenes y guapos."

"Otogi-kun, no voy acostarme con un ni-"

"¡DEJAME EN PAZ!" 

Un grito corta la oración de Yugi, voltea casi de inmediato y ve al muchacho de antes, el chico de pelo castaño jalar del brazo a otro chico, de su edad posiblemente, mientras discutían casi que los gritos.

Ideas sueltas. (Colección de Oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora