Ideas sueltas. (Colección de Oneshots)

Acosador 2

Bueno. Me pidieron continuación.
TW ENORME.
CONTENIDO EXPLÍCITO.
SUICIDIO, SANGRE, VIOLACION.
FAVOR DE TENER DISCRECIÓN.

Acosador: el otro lado.

—Me llamo Atem. Y no soy un acosador.

Soy resultado de un matrimonio ya separado. No recuerdo ni una sola vez donde mi padre o mi madre compartieron espacio sin un abogado en medio, ya sea para discutir asuntos de la pensión o evitar simplemente que ninguno atente contra la vida del otro. Alguna vez… ¿Has visto a un par de personas que se aman locamente pero al mismo nivel se detestan? Algo así con mis padres. 

Soy hijo único. Por lo cual, cuando ocurrió el divorcio me tenían de un lado a otro. Mi padre era el típico divorciado, me llenaba de regalos y mimos para que yo lo escogiera siempre en fechas especiales. Ya saben, para castigar a mi madre por haberlo dejado. Mi madre me disciplinó desde infante, me hizo aprender su idioma natal, ella se aseguró que fuese un muchacho pleno. Con distintos conocimientos a mi alcance, no tengo nada malo que decir de ella. Solo es una mujer divorciada, tal vez con un pequeño problema con la bebida, pero nada tan grave.

No. No voy a venderte el cuento que su separación me afectó profundamente, que me marcó de forma traumática. Por qué eso es pura mierda, es más, estuviera aún más jodido de lo que ya estoy si ese par se hubiese mantenido junto. Lo que sí puedo decirte,  es que siempre tuve la consciencia de que algo no funcionaba bien conmigo.

En palabras simples, el ser cósmico que programa los cerebros de la gente, al parecer iba borracho el día en que me tocó nacer. Puso arriba todos los interruptores en mi cabeza, menos uno. Dejo un switch abajo y me dejó así, siendo justos no noté que había algo mal en mí hasta que fui realmente consciente de mi alrededor.

Para que entiendas un poco mejor, cuando yo tenía unos diez años, estaba regresando de la casa de mi mejor amigo, Mahad, después de una larga tarde de juegos. Nuestras casas están separadas por dos cuadras, no es mucho, así que usualmente yo regresaba caminando. Me faltaba cruzar un paso de cebra y listo, ya estaría prácticamente en casa. 

Entonces ocurrió.

Un tipo, justo a un lado mío, saltó a la carretera antes que la luz se pusiera en verde, al mismo tiempo que un camión de seis ruedas pasaba a alta velocidad. Un saco de carne, huesos y vísceras siendo arrastrado por el pavimento dejando una estela de sangre fresca a su paso. El impacto fue tan fuerte, que el sonido que hizo su cuerpo al reventar quedó en mi cabeza y hay días donde aún lo escucho. Gritos de horror a mi alrededor, una mujer que se desmayó a espaldas mías y la gente corriendo como si fuesen perseguidos. Y yo me quedé allí parado, no, no estaba procesando lo ocurrido. Eso lo capté desde el momento en que pasó,  lo que me tenía consternado eran las reacciones a mi alrededor. Todos parecían tan horrorizados y asqueados, mientras mi pequeño ser de diez años se preguntaba por qué no podía sentir nada.

Ni asco, ni miedo, ni siquiera estaba confuso. Pase mi mano por mi mejilla y note que hasta estaba salpicado con la sangre de ese bastardo. Y ni así sentí algo. De manera un poco bestia, pero ahí fue donde realmente pude atar algunos cabos que antes no, una epifanía en el momento más bizarro de mi vida: desde que tuve consciencia de mi mismo, nunca sentí nada. Siempre fui un imitador y un observador sin ser consciente de serlo, si todos ríen, yo también, si todos lloran, yo también, si alguien se enoja, yo también. Reaccionaba guiandome de otras reacciones, no por lo que sucedía en sí, por dentro siempre estuve igual: nada. No importa que fuese o que tan personal era. 

En ese tiempo, no me preocupe demasiado, pensé que eventualmente ese switch que tenía abajo iba a levantarse en algún punto. Años pasaron, me hice un buen mentiroso y un buen imitador. Pero ese interruptor se mantuvo apagado, no todo tiene su lado malo, claro que está. Sé cómo encantar a la gente, manipular de tal manera que la otra persona no lo perciba como manipulación, poco a poco, me hice una personalidad que todo el mundo adora. Mientras, bajo esa careta sonriente, realmente no estoy sintiendo nada.