Ideas sueltas. (Colección de Oneshots)

Extraño

El agua tibia recubre su cuerpo, siente algo de ardor en sus viejas y nuevas quemaduras. Estaba adolorido, cada tramo del cuerpo  se estremecía. Pero ¿como no doler? Ese día había salido de un edificio en llamas que literalmente se estaba cayendo sobre sus espaldas, gajes de ser bombero. Suspiro, dejando que el agua empape bien su pelo para que todo el hollín y ceniza se fueran con el agua y colarse en el desague. Cierra la llave de la ducha, toma su toalla.

Se seca la espalda y el cabello, para luego atarla en su cintura. Al salir del baño, encuentra a su esposo. Usando solo sus boxers negros, abotonando la camisa de satín azul de su pijama. Sonríe de costado al ver como cierra el closet, sus hermosas piernas blancas y curvas lucian preciosas. Era una calurosa noche de verano, tan calurosa que su esposo decidió no colocarse pantalón.

—¿Yugi, me estas seduciendo o es el calor?

—Atem.— Su esposo voltea a verlo, sus labios se curvan en una sonrisa coqueta acompañada de una risa ligera—te cayo un edificio encima ¿y aun así piensas en coger? Increíble.

—¿Qué puedo decir?—Alza sus hombros, observa de arriba hacia abajo a su amante. Delineando cada pequeña curva y facción de su cuerpo—, me cargas loco amor. No me canso de ti—avanza con cautela para tomar entre sus manos su cintura. Le acerca a su cuerpo, juntando pecho contra pecho.

—Atem Ahmed, mañana me toca un turno de 18 horas en el hosital. Y debo levantarme a eso de las cinco de la mañana—explica con calma, rozando nariz con nariz. Junta sus labios en un beso castro, gentil—ten piedad de este pobre ser.

—Oh, me lo dices mientras vas por ahí contoneando tus caderas para que vea ese redondo trasero tuyo. Si, obvio, soy yo el que no tiene piedad.

—¡Atem!

—Vale, vale. No haré nada, seré un monje esta noche. Pero ojo, solo esta noche—ahora es él quien roba un beso suave en los labios ajenos—,Ja…—Atem deja escapar una risa floja, muerde su labio inferior sin perder la sonrisa medio coqueta, medio burlona.

—¿De qué te ries?—Yugi alza una ceja, curioso ante la mueca de su pareja.

—Nada, solo pensaba que al final si le hice caso a mamá.

—Eh…

—Que técnicamente si me case con "una hermosa y rica doctora."

—¡Que te follen hombre!

—Mejor follame tú.

—Atem, voy a golpearte.

—Ugh ¿eso es amenaza o premio?

—¡Ahora si sacaste boleto cabrón!

Yugi empujo a su marido a la cama y empieza a golpearlo con su almohada. Ambos se echan a reír con fuerza, Atem trataba de cubrirse de los ataques usando sus brazos. Pero se le hace difícil, mas al estornudar cada tanto por las plumas que se escapaban del almohadón. Al final, quedo con Yugi entre sus piernas rozando con descaro sus falos. En vez de alejarse, su esposo se acerca y presiona más.

—Agh…—Muerde su labio inferior, ahogando un jadeo—amor de verdad quiero dejarte dormir,—toma la nuca de Yugi y lo jala hacia abajo, besando apenas sus labios en un roce coqueto—pero si te sigues restregando no me dejaras otra opcción más que follarte como un salvaje.

—¿Es amenaza o premio?—Le devuelve la pregunta de antes, da varios besos a su boca. Pequeños roces, cada vez mas intensos. Saborea aquellos labios ajenos, los prueba, los muerde. Se separa solo un poco, apenas y tocando la boca de su amante. Probando descaradamente su suerte—tal vez pueda juguetear un poco—, procede deslizar sus manos bajo la toalla húmeda su esposo, subiendo lentamente y con recelo por su muslo.